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Buscar a Dios, el secreto del éxito


Buscar a Dios, el secreto del éxito
Si buscamos a Dios en oración,

tenemos asegurada la victoria
en todo cuanto emprendamos...
Fernando Alexis Jiménez
S
ólo hasta que Verónica comprendió que la bruja del pueblo la estaba dejando sin un peso, tomó la determinación de no seguir consultándola cada semana ni seguir endeudándose con la promesa de que pronto “ganaría el sorteo de la Lotería”. Le refirió a la pitonisa la decisión de no regresar y ella la amenazó. Comprenderá ahora por qué razón Verónica llevaba varios noches sin dormir.

En el supermercado, mientras escogía unas verduras, una vecina se le acercó. Pronto entablaron una conversación en la que ella le habló de Jesucristo. “Soy de una sola religión y no voy a cambiar de allí donde me encuentro”, le argumentó.


--Discúlpeme si la incomodé; no era mi intención. Lo que quería decirle es que, si tiene problemas, vaya al Señor Jesús. Él le ayudará--, dijo la vecina y se alejó con algo de reticencia, porque no había pretendido molestarla.

Verónica llegó a casa con el asunto dándole vueltas en la cabeza. Y al mediodía, tras terminar sus quehaceres, se fue a la habitación y le pidió ayuda. Recuerda que lloró. Luego, una paz enorme invadió su corazón.

Y siguió orando. Ese fue el comienzo de los cambios en cada. No solamente su esposo consiguió un buen empleo sino que ella dejó sus temores inexplicables. Había paz en su vida. Y sin que nadie la presionara, le pidió a su vecina información sobre la iglesia:

--Creo que algo especial ha ocurrido con mi vida y deseo ir--, le dijo.

El hogar de Verónica hoy es diferente. El comienzo de la transformación fue entregarle a Dios absolutamente su vida, sus planes y sus sueños…

Es un principio de victoria

Si deseamos salir del pozo en el que nos encontramos inmersos, es necesario volver nuestra mirada al Señor. Dejar de confiar en nuestras fuerzas, capacidad, posición social o conocimientos. Simplemente rendirnos a Señor y permitirle que ocupe el primer lugar. Él sabe cómo hacerlo.

Un rey que llegó a altos niveles de éxito, lo comprobó. Me refiero al rey Ezequías, que marcó toda una generación y hoy es uno de los monarcas más recordados por los israelitas. Su secreto fue confiar en Dios. Simplemente eso: confiar.

Las Escrituras dicen que: “…Ezequías manejó la distribución en todo Judá, haciendo lo agradable y bueno a los ojos del Señor su Dios.”(2 Crónicas 31:20. Nueva Traducción Viviente)

Hacer lo bueno demanda compromiso nuestro. Revisar cómo anda nuestra vida, identificar errores y modificar esos parámetros de pensamiento y de conducta, con fundamento en lo que enseña el Señor en el libro de los triunfadores que es la Biblia.

Lo que nos asegura la victoria
es caminar siempre delante del Señor
en victoria... Entregarle todo en oración...
Disposición de corazón

Si nos disponemos para el Señor, Él transforma todo lo que somos y nos lleva a la victoria. No importa cuántos errores hayamos cometido; Dios es quien opera los cambios en nuestro ser.

El rey Ezequías dispuso su corazón para el Señor, buscó Su Rostro y el Dios de poder le aseguró la victoria en todo cuanto emprendió: “En todo lo que hizo para el servicio del templo de Dios y en sus esfuerzos por seguir las leyes y los mandatos de Dios, Ezequías buscó a su Dios de todo corazón; y como resultado, tuvo mucho éxito.”(2 Crónicas 31:21. Nueva Traducción Viviente)

Todo le salía bien. Es cierto, surgieron al paso dificultades, pero en todo momento el Señor le concedió vencer.

Igual puede ocurrir con su vida. Basta que le conceda a Dios el primer lugar. Le puedo asegurar que Él tomará el control y le llevará al éxito. Él es la verdadera fuente de éxito, el que nos hace triunfadores: en la familia, en el trabajo, en nuestro desenvolvimiento social y en la iglesia.

Ríndase hoy al Señor. Él desea hacer algo especial con su vida. Si entrega todo su ser, planes y proyectos en Sus manos, Él le mostrará el camino para salir airoso y en victoria en todo cuanto emprenda.

Si todavía no lo ha hecho, hoy es el día para que entregue su corazón en manos del Señor Jesús. Permítale que resida en su vida. De su mano emprenderá el maravilloso camino al crecimiento personal y espiritual que tanto ha anhelado.

Si tiene alguna inquietud, no dude en escribirme a webestudiosbiblicos@gmail.com o llámenos al (0057) 317-4913705

© Fernando Alexis Jiménez

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