¿De dónde provienen las maldiciones familiares?
Fernando
Alexis Jiménez
as cosas comenzaron a
salir mal. Su negocio, inexplicablemente, inició un proceso de declive difícil
de parar. Él mismo estaba desesperado y no encontraba salidas al callejón en el
que se encontraba. Su esposa compartía la angustia de Juan Carlos cuando llegaba
a casa, sin deseos de hablar, ensimismado en hacer cuentas y cuentas, sumando,
restando, dividiendo y acompañando cada operación matemática con suspiros que
podrían escucharse a distancia.
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Quizás se pregunta cómo recibir
bendiciones en todas las áreas
de nuestra vida, incluida la
económica...
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--No quieres decirlo—intervino ella una noche--, pero tengo la
sensación de que estamos a las puertas de la quiebra--.
Él se quedó mirándola
unos instantes. Meditó en la realidad del momento que atravesaban. El panorama
lucía ensombrecido, como pudo comprobarlo tras hacer un rápido cálculo de las
deudas y la caída en las ventas.
--Sí… estamos en la ruina—le dijo con la sensación de derrota que ella
conocía bien en su esposo.
La situación empeoró. Al
comienzo consultó con brujas y cuanto ocultista le recomendaban, y antes que
mejorar, la crisis se agudizó.
Sólo pudo encontrar una
salida al laberinto, cuando volvió su mirada a Dios. No lo hizo por
convencimiento, sino por desesperación. No había forma de resolver sus
problemas, tenía muchas deudas y, dos hipotecas que pesaban sobre las
propiedades. Y con desesperación le pidió ayuda al Señor.