¿De dónde provienen las maldiciones familiares?
Fernando
Alexis Jiménez
L
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as cosas comenzaron a
salir mal. Su negocio, inexplicablemente, inició un proceso de declive difícil
de parar. Él mismo estaba desesperado y no encontraba salidas al callejón en el
que se encontraba. Su esposa compartía la angustia de Juan Carlos cuando llegaba
a casa, sin deseos de hablar, ensimismado en hacer cuentas y cuentas, sumando,
restando, dividiendo y acompañando cada operación matemática con suspiros que
podrían escucharse a distancia.
Quizás se pregunta cómo recibir
bendiciones en todas las áreas
de nuestra vida, incluida la
económica...
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--No quieres decirlo—intervino ella una noche--, pero tengo la
sensación de que estamos a las puertas de la quiebra--.
Él se quedó mirándola
unos instantes. Meditó en la realidad del momento que atravesaban. El panorama
lucía ensombrecido, como pudo comprobarlo tras hacer un rápido cálculo de las
deudas y la caída en las ventas.
--Sí… estamos en la ruina—le dijo con la sensación de derrota que ella
conocía bien en su esposo.
La situación empeoró. Al
comienzo consultó con brujas y cuanto ocultista le recomendaban, y antes que
mejorar, la crisis se agudizó.
Sólo pudo encontrar una
salida al laberinto, cuando volvió su mirada a Dios. No lo hizo por
convencimiento, sino por desesperación. No había forma de resolver sus
problemas, tenía muchas deudas y, dos hipotecas que pesaban sobre las
propiedades. Y con desesperación le pidió ayuda al Señor.
Un proceso que tomó
tiempo. El Padre celestial lo llevó a revisar su existencia. Muy a pesar suyo
debió admitir que era deshonesto, que no era fiel a su esposa y que, además, en
la loca carrera por posicionarse en el mercado, arrasó con otros comerciantes.
Corregir esos errores, con ayuda de Dios, y renunciar a toda puerta abierta al
ocultismo, fueron el comienzo de una nueva vida, y a la vez, del mejoramiento progresivo
del clima económico.
Hoy, en su condición de
cristiano comprometido, está atravesando por un muy buen momento, y reconoce
abiertamente que su vida desordenada, trajo contaminación no sólo a su familia
sino a los negocios…
Los alcances de nuestra contaminación
Cuando se producen hechos
inexplicables, como el incremento de la violencia en determinada región, el
crecimiento de fenómenos como la drogadicción, la prostitución, la perversión
sexual en sus diferentes manifestaciones, un aumento de la accidentalidad o el
hecho de que la tasa de suicidios se dispare, obedecen a dos factores: el
primero, de carácter sociológico: la falta de principios y valores, y el
segundo, de carácter espiritual: el gobierno que ejerce el mundo de las
tinieblas en naciones, provincias, ciudades y sectores urbanos o rurales.
La Biblia enseña que el
pecado del género humano, y su participación en hechos abominables, contramina
la tierra y acarrea maldición: “Cargos del Señor
contra Israel: ¡Escucha la palabra del Señor, oh pueblo de Israel!
El Señor ha presentado cargos en tu contra, diciendo:
«No hay fidelidad, ni bondad ni conocimiento de Dios en tu tierra. Haces votos
y los rompes; matas, robas y cometes adulterio. Hay violencia en todas partes;
un asesinato tras otro.”(Oseas 4.1, 2. Nueva
Traducción Viviente)
Jamás olvide que los errores no sólo nos
afectan a nosotros sino a nuestras familias...
¡Vuélvase a Cristo hoy!
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Le invito a leer cuidadosamente
el texto. Hágalo con detenimiento. Encontrará que la falta de fidelidad o
distanciamiento de Dios, causar daño a
los demás, la deshonestidad, la infidelidad conyugal y las relaciones
inmorales, desencadenan consecuencias. Afectan nuestra vida física y moral y
las consecuencias que se desatan, terminan ejerciendo influencia en los
espacios en los que nos desenvolvemos: el hogar, el lugar de trabajo, la
iglesia y las áreas geográficas que constituyen nuestro radio de acción.
Nuestra contaminación afecta la tierra
La ruina es una
consecuencia de la contaminación física y espiritual del género humano, a lo
que está ligada la descomposición social, la accidentalidad, la violencia, y
las ataduras a drogas, alcohol y otras manifestaciones de “encarcelamiento”
espiritual.
Al respecto el profeta fue
claro al instruir a Israel y a nosotros, de parte de Dios, lo siguiente: “Por eso la tierra está de luto y todos desfallecen. Hasta
los animales salvajes y las aves de los cielos y los peces del mar
desaparecen.”(Oseas 4.3. Nueva
Traducción Viviente)
Probablemente está
atravesando una situación difícil. No consigue empleo. Todo proyecto que
emprende termina en fracaso. La situación al interior del hogar se convirtió en
un infierno. Usted mismo experimenta desasosiego, desánimo y la sensación de
que nada saldrá bien.
¿Qué hacer cuando nuestra
contaminación afecta la vida de quienes se encuentran alrededor y de la tierra
que habitamos? El paso esencial es reconocer el error y volvernos a Dios: “¡No señales a otro para echarle la
culpa! ¡Mi queja, sacerdotes, es con
ustedes!”(Oseas 4:4. Nueva
Traducción Viviente)
No, no podemos atribuirles
a los demás las consecuencias que enfrentamos por nuestros errores. Es
necesario—insisto—que reconozcamos
nuestra responsabilidad y revisar en qué podemos estar fallando. Una vez
identificamos la raíz de la situación que enfrentamos hoy, es necesario
arrepentirnos, pedir perdón a Dios, y volvernos a Él, caminando en Su voluntad.
Puedo asegurarle que la
misericordia del Padre celestial está a su disposición; no solo ahora, sino
siempre. Él desea lo mejor de lo mejor para usted y para los suyos. La decisión
está en sus manos: volver su mirada a Aquél que todo lo puede y, andar en Sus
caminos. La Biblia enseña que, al ser hijos de Dios, Él nos bendice rica y
abundantemente. ¡Hoy es el día para cambiar el curso de su historia!
A propósito, ¿ya recibió a
Jesucristo como Señor y Salvador? No
deje pasar la oportunidad. Ábrale las puertas de su corazón. El Señor
transformará su existencia y lo llevará a nuevos niveles de crecimiento
personal y espiritual, aquellos que por tanto tiempo anheló.
Si tiene alguna inquietud,
por favor, no dude en escribirnos a pastorfernandoalexis@gmail.com
o llamarnos al (0057)317-4913705.
© Fernando Alexis Jiménez – Síganos en www.estudiosbiblicos.jimdo.com
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