Es tiempo de buscar a Dios... |
1.
Lectura Bíblica:
Mateo 6:25-29
2.
Versículo para memorizar:
“Si Dios
cuida de manera tan maravillosa a las flores silvestres que hoy están y mañana
se echan al fuego, tengan por seguro que cuidará de ustedes. ¿Por qué tienen
tan poca fe?”(Mateo 6: 29. NTV)
3. Reflexión en la Palabra de Dios:
Iba de camino a
casa, pero
justo cuando estaba cerca del apartamento—a dos cuadras para ser más exactos--,
recordó que no traía el pan para el desayuno. Su esposa insistió varias veces
sobre el asunto. “De camino a casa,
tráelo. No lo olvides, querido”, le dijo, enfatizando las tres palabras que
ahora le inquietaban: “No lo olvides…”
Detuvo el auto en una
bahía cercana. Eran pasadas las nueve de la noche. ¿Regresaría al Centro
Comercial? Realmente estaba cansado. Lo que le inquietaba era la reacción de su
esposa. Se pondría molesta. Quería enfrentar un choque aquella ocasión. Estaba
cansado y decidió seguir adelante.
Rosa María lo recibió
con una enorme sonrisa. Él pensó: “Si se
da cuenta que no traje el pan del desayuno, su sonrisa se borrará del rostro.”
Y se lo dijo. Esperó qué diría ella. La mujer simplemente sonrió y le excusó: “Todo se puede resolver, querido. Mañana
haremos homelets”. Y pasó a otro tema.
Carlos respiró
tranquilo, dejó los papeles que traía de la oficina junto a una mesita y se
dispuso a disfrutar de la cena. ¡Nada de lo que temía, había ocurrido!
¿Qué es lo que nos
impide vivir plenamente? Sin duda las preocupaciones. La lista es enorme: la
renta, la colegiatura de los hijos, la cuota del auto que se compró hace tres
años, si se rompe una tubería, la estabilidad en el empleo… La lista puede ser
infinita.
¿Por
qué ocurre esto? Porque siempre deseamos tener el control de todas las cosas.
No queremos aceptar que “alguien más”
tenga todo bajo su dominio, aun cuando ese alguien sea Dios. Las preocupaciones
son el mal de nuestro tiempo, causante de enfermedades y muertes –muchas más de
las que imagina anualmente.
¿Qué
dice Dios respecto a las preocupaciones? Si pudiéramos sentarnos en el Despacho
celestial para llevarle a Dios esa preocupación que nos deja dormir, nos
repetiría las palabras que enseñó el Señor Jesús hace más de dos años: “Por eso les digo que no se preocupen por la vida diaria, si tendrán
suficiente alimento y bebida, o suficiente ropa para vestirse. ¿Acaso no es la
vida más que la comida y el cuerpo más que la ropa? Miren los pájaros. No
plantan ni cosechan ni guardan comida en graneros, porque el Padre celestial
los alimenta. ¿Y no son ustedes para él mucho más valiosos que ellos?¿Acaso con
todas sus preocupaciones pueden añadir un solo momento a su vida? ¿Y por qué preocuparse por la ropa? Miren cómo crecen los lirios del
campo. No trabajan ni cosen su ropa; sin embargo, ni Salomón con toda su gloria
se vistió tan hermoso como ellos. Si Dios cuida de manera tan maravillosa a las
flores silvestres que hoy están y mañana se echan al fuego, tengan por seguro
que cuidará de ustedes. ¿Por qué tienen tan poca fe?”(Mateo 6:25-29.
NTV)
Por favor, lea ese
pasaje no una sino cuantas veces sea necesario. No, no lo haga únicamente para
seguir avanzando, sino hasta que estas palabras se interioricen en su vida de
tal manera que –si aparece algo que quiera robarle la paz—usted pueda
afianzarse en estos versos de la Biblia.
Permítame
citar aquí lo que enseña Bob J. Willhite: “La
mayoría de los que profesan ser cristianos saben que es necesario orar pero,
por alguna razón, no lo hacen. Y cuando ora, verdaderamente no entienden lo que
están haciendo ni cómo funciona… He notado que muchos de los hijos de Dios no
oran, excepto en casos de emergencia o cuando se les pide que lo hagan, porque
no todos creen que sus oraciones harán la diferencia.” (B.J. Willhite. “Cómo
orar”, Editorial CLC. EE.UU. 1988. Pg. 16)
Los creyentes sabemos
que existe un Dios. Lo leemos en todas partes, escuchamos de Él en todo
momento, pero: ¿Creemos realmente en Él? Esa pregunta es la que marca la
diferencia en la existencia de una persona porque si creemos en Él, entonces
depositaremos toda nuestra confianza en que puede proveer para nuestras
necesidades.
¿Hay preocupaciones en
nuestra vida? Pues llevémoslas a Dios en oración. Si lo hacemos, la respuesta
vendrá. Él responderá con poder. Y aún, si no respondiera de inmediato,
seguiríamos perseverando o desistiríamos, según sea el caso.
Nuevamente resulta
valioso lo que enseña Bob J. Willhite: “Espero que pueda entender lo que estoy tratando de decirle. La fe debe
tener una transición en cierto lugar de la vida. Él es Dios—aun cuando algunas
veces no responda a nuestras oraciones. Él no responde todas nuestras oraciones
no porque no tenga el poder para hacerlo, sino porque aquello que le pedimos no
es lo que nos conviene.” (B.J. Willhite. “Cómo orar”, Editorial CLC. EE.UU.
1988. Pg. 24)
Basta que creamos que
Dios puede hacerlo, es decir, responder a nuestras oraciones por las necesidades
que tienden a convertirse en preocupaciones. Simplemente ir al
Padre y entregar en sus manos aquello que nos amenaza y afecta nuestra
vulnerabilidad como creyentes. ¿Fácil? No, no lo es, pero progresivamente, en
la medida que deseche todo pensamiento de duda y se decida a creer, podrá dar
pasos firmes en esa dirección, la de ver milagros en todo momento de su
existencia.
Si no ha recibido a
Jesucristo hoy es el día para que lo haga. Prendido de la mano del Señor Jesùs
emprenderà ese maravilloso proceso de crecimiento personal y espiritual que
tanto anhela. Si desea escribirnos hágalo a webestudiosbiblicos@gmail.com
© Fernando Alexis
Jiménez
4.
Preguntas para el crecimiento personal y espiritual:
a. ¿Por qué generalmente
nos afanan hechos que ni siquiera van a ocurrir?
b. ¿Por qué las
preocupaciones nos impiden vivir plenamente?
c. ¿Por qué nos dice el
Señor Jesús que no debemos preocuparnos (Cf. Mateo 6:25-28)?
d. ¿Qué nos enseña Bob
Willhite sobre la fe?
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