Es fundamental que desarrollemos acercamiento a Dios |
1.
Lectura Bíblica: Salmo
139:23, 24; Salmo 51:2;
2.
Versículo para memorizar:
“Lávame de la culpa hasta que
quede limpio y purifícame de mis pecados.”(Salmo 51:2. NTV)
3.
Reflexión en la Palabra de Dios:
Si algo caracteriza las oraciones de un
cristiano, es el poder que desencadenan. Tocan el corazón de Dios, la fuente de
todo poder, y lo posible se hace imposible. ¿Lo ha pensado así?
Una mujer me escribió
desde ciudad de México. Su esposo andaba de “correrías” con otra mujer. Ella estaba literalmente desecha, porque
todos sus sueños de un hogar estable, con hijos y hasta nietos, parecía estar
al borde del abismo. “No sé qué hacer”,
me decía al final del correo electrónico.
Mi respuesta estuvo
orientada a decirle que reñir con su esposo no daría resultado. Que el
verdadero camino estaba en buscar a Dios que diera la batalla por ella. Que en
sus fuerzas no haría más que empeorar las cosas. Oró y el Señor respondió.
Comprobó el poder de la oración.
Ahora, permítame
preguntarle: ¿Siente que sus oraciones desencadenan el poder divino? Quizá
sienta que no hay respuesta oportuna a su clamor, en cuyo caso le citaré a Nick
Vujicic cuando escribe: “Claro que, a
veces, no hay respuesta para nuestras oraciones… ¿Cómo es posible mantener la
fe en medio del sufrimiento? La fe aparece aún en los peores momentos para
probarnos la Presencia de Dios. Incluso en las peores situaciones, las que
parecen estar más allá de nuestras capacidades, Dios sabe cuánto pueden
soportar nuestros corazones… En los momentos más difíciles, siempre mantengo la
esperanza de que Dios me dará la fuerza necesaria para sobrellevar los desafíos
y los dolores de cabeza, y que me esperan días mejores, si no es en esta
tierra, entonces ten por seguro que será en el cielo.”(Nick Vujicic. “Una vida
sin límites”. Editorial CEBGE. Colombia. 2013. Pgs. 52, 53)
Por muchas razones
aparentes que haya para renunciar a la búsqueda de Dios, no podemos olvidar que
justamente a través de la oración experimentamos crecimiento espiritual. No
podemos creer que simplemente por ir a la iglesia y leer la Biblia ya estamos
desarrollando nuestra espiritualidad, es necesario orar. Tanto como el alimento
diario o el aire que respiramos.
Es a través de la
oración que nos despojamos de quienes podamos ser, y nos examinamos delante del
Señor, como leemos en las Escrituras: “Examíname, oh
Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce los pensamientos que me inquietan.
Señálame cualquier cosa en mí que te ofenda y guíame por el camino de la vida
eterna.”(Salmo 139:23, 24; Cf. 119:18 NTV)
Ese es un primar gran
paso porque reconocemos el Dios de santidad al que nos estamos dirigiendo. El
segundo paso es saber que justo en Su Presencia y con arrepentimiento sincero,
somos perdonados, como escribió el rey David: “Lávame
de la culpa hasta que quede limpio y purifícame de mis pecados.”(Salmo 51:2.
NTV)
Si queremos entonces,
que las oraciones que elevamos ante el Padre celestial, desencadenen poder
sobrenatural, es importante que evaluemos con honestidad, cómo andamos delante
de Su Presencia.
Permítame
traer a colación aquello que enseñó el gran evangelista del siglo XIX, Reuben
Archer Torrey: “En respuesta a la oración
obtengo sabiduría para conocer el camino y la fuerza para caminar en Él. Cuando
encuentro a Dios en la oración y contemplo Su rosto, soy transformado de gloria
en gloria a su imagen. Cada día de oración me encuentro más parecido a mi
glorioso Señor.”(R.A. Torrey. “Cómo orar”. Editorial Peniel. Buenos Aires,
Argentina. 2006. Pg. 28)
Es tiempo de ponernos
cuentas con Dios. Es el umbral para que grandes cosas ocurran en nuestras vidas
y en las de la misión o la congregación en la que nos reunimos periódicamente.
Tenga presente en todo
momento que orar delante del Padre celestial produce al menos cuatro impactos:
1. La oración trae cambios
a nuestra vida
2. La oración trae poder a
nuestro desenvolvimiento ministerial
3. La oración produce
transformación entre quienes nos desenvolvemos
4. La oración bendice a
nuestra congregación
Cuando haya voces que le
hacen pensar que no vale la pena orar, rechácelas porque sin duda no vienen del
Dios de poder en el que creemos. Son voces desde el mismísimo infierno que
quieren alejarlo del camino de Poder que hallamos en nuestro Creador cuando
oramos. Es hora de actuar, como nos enseñan las Escrituras (Salmo 119:128 a). Y
el primer paso en esa dirección, la de ver cómo ocurren las transformaciones,
es mediante la oración.
Si no ha recibido a Jesucristo como su
Señor y Salvador, hoy es el día para que lo haga. Prendidos de Su mano
emprendemos el maravilloso camino hacia el crecimiento personal y espiritual
que tanto anhelamos. Si tiene alguna inquietud, no dude en escribirnos a webestudiosbiblicos@gmail.com
©
Fernando Alexis Jiménez
4.
Preguntas para el crecimiento personal y espiritual:
a. ¿Qué debe caracterizar
mi oración como cristiano?
b. ¿Qué hacer cuando nos
asaltan crisis y problemas imprevistos?
c. ¿Por qué la oración es
el camino a cambiar circunstancias?
d. ¿Estoy siendo fiel en la
oración?
e. ¿Por qué debemos
examinarlos al entrar en la Presencia de Dios en oración?
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