¿El dinero trae la felicidad?
Fernando Alexis Jiménez
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no jamás podría imaginar que en una de las zonas más distantes del pacífico colombiano, en una casa de tablas junto al mar, sin un televisor, un radio o un electrodoméstico cualquiera—por insignificante que pareciera--, podría hallarse a un hombre feliz. Y lo es. Tiene 86 años, perdió la dentadura hace años, su rostro está curtido por el paso de los años y el sol que se refleja sobre el mar, y que vio tantas veces cuando iba de pesca.
Nuestra felicidad no puede estar afincada en
el dinero sino en Dios quien nos asegura
prosperidad...
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--Ya no salgo a pescar porque resulta muy peligroso—asegura Gregorio--. Mis nietos son los que se encargan de mantenerme. Comida, algo de ropa y vea, aquí estoy, tomando café tinto, rico, alegre--.
Él no ha viajado a otros países, ni siquiera sabe cómo funciona un computador, el único reloj que tuvo fue hace veinte años cuando recién entraron al mercado los electrónicos, y se le dañó en medio de un aguacero. “El agua se le entró por todas partes”, se ríe.
Nunca ha tenido dinero. Su única propiedad es ese rancho que amenaza caer, por efectos de la gravedad y del paso del tiempo. --Aquí vivo feliz—dice--. Me gusta ver anochecer en el mar, y siempre estoy para ver nacer el sol allá lejos, ¿si ve? Donde vienen esas gaviotas. Eso es muy lindo--.
Su esposa murió hace diecisiete años. Fue muy triste. En las tardes llegaba al rancho con la esperanza de que todo fuera mentira, y que ella estuviera como siempre, sonriente, para ofrecerle algo de tomar. –Pero ya se fue. Nunca más volvió--, repite con nostalgia.
No la ha podido olvidar. Jamás lo hará. Fue su amiga y su compañera de siempre. La extraña. Pero aún así, Gregorio es feliz. No le hace falta un peso en el bolsillo para ser feliz.
Lo que no compra el dinero
¿Disponer de recursos económicos, solidez social y laboral, nos asegura la felicidad? Esta fue la pregunta que se formularon varios investigadores del Reino Unido que emprendieron un análisis cuidadoso en las zonas más ricas.
El estudio que difundió el 20 de noviembre del 2012 la Agencia EFE, arrojó sus primeros resultados y señala que quienes viven en sectores niveles económicos altos no tienen que coincidir también en niveles de satisfacción o felicidad. En criterio de los especialistas tener dinero no es sinónimo de vivir feliz.
Dios nos bendice ricamente si depositamos
toda nuestra foncoianza en Él
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Los británicos más felices se encuentran en el norte de Escocia, según los resultados, y en una pequeña área del centro de Inglaterra, Rutland, que supera en bienestar personal a otras zonas de igual riqueza, como Wokingham, al sureste del país.
David Halpern, de la Oficina del Gabinete Cabinet Office, encargado de presentar los datos, dijo: "Parece que si puedes ver un árbol, eres más feliz. Rutland está cerca de unos lagos, así que creemos que el entorno marca la diferencia, y disfrutar de la naturaleza, vivirla, no tiene precio".
La crisis, no obstante, ha pasado factura a los ciudadanos británicos y, pese a que el Producto Interno Bruto del Reino Unido no ha dejado de crecer paulatinamente desde 2009, la satisfacción y la felicidad han ido a menos.
En este sentido, el periódico "The Guardian" señaló en su página web que los investigadores apuntan a comparar los indicadores de bienestar con los ingresos que tiene cada hogar, que se han visto reducidos a niveles de 2005 y que reflejan mejor la felicidad nacional que el PIB del país.
Con todo, son otros factores los que determinan la satisfacción de las personas, como explican los propios participantes en el estudio; entre ellos cabe destacar la salud mental y física, una buena relación con la familia, y el aprovechamiento del tiempo libre.
Un total de 200.000 personas formaron parte de esta investigación, llevada a cabo por la Oficina Nacional de Estadísticas (ONS) y que arrancó en abril de 2011. A todas ellas se les pidió que respondieran con un número del 0 al 10 a cuatro preguntas: "¿Está feliz con su vida actualmente?", "¿se sintió feliz ayer?", "¿se sintió preocupado ayer?" y "¿hasta qué punto cree que lo que hace en su vida merece la pena?".
Dios, la fuente de nuestra felicidad y prosperidad
El dinero no nos hace felices. No es una buena cantidad de recursos económicos lo que asegura paz en nuestra familia o con quienes interactuamos diariamente. Tampoco es motivo de aliento tener un trabajo estable. Hay otros elementos. La paz espiritual es uno de ellos. Y esa paz espiritual se consigue cuando tenemos una buena relación con Dios. Eso se deja ver en el amor que nos tenemos y el aprecio que tenemos por los demás. Cristo en nosotros marca la diferencia. Es el verdadero principio de la felicidad.
¿Y el dinero? Si lo conseguimos con ayuda de Dios, sin duda nos traerá paz y lo disfrutaremos plenamente. La Biblia que es el libro de los triunfadores, enseña que “La bendición del Señor enriquece a una persona y él no añade ninguna tristeza.”(Proverbios 10:22. Nueva Traducción Viviente)
Dios es quien nos prospera, nos bendice, nos asegura la felicidad. No tiene sentido irla buscando por ahí, cuando en realidad tropezaremos con la frustración. Es en el Señor en quien verdaderamente podemos decir, encontramos la fuente de la felicidad.
A propósito, ¿Vive Jesucristo en su corazón? Hoy es el día para que le abra las puertas de su vida. Puedo asegurarle que no se arrepentirá porque él traerá cambios a su forma de pensar y de actuar. Habrá verdadera realización y plenitud en su existencia. Él es quien nos toma de Su mano para llevarnos por la senda maravillosa del crecimiento personal y espiritual. ¡Reciba hoy a Jesucristo como su Señor y Salvador!
Si tiene alguna inquietud, por favor, no dude en escribirme a pastorfernandoalexis@gmail.com o llamarnos al (0057)317-4913705.
© Fernando Alexis Jiménez
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