El satanismo que esconden la
música y las drogas
¿Hay algo malo en
el baile?¿Por qué resulta inconveniente alguna música?¿Por qué afirmamos que se
tejen las redes del satanismo en algunos ritmos musicales?
Fernando Alexis Jiménez
P
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or más de cincuenta años en
Chiavenna, un apacible pueblo de ocho
mil habitantes en el extremo norte de Italia, nunca pasó nada extraño. En el
entorno parroquial de sus moradores, salvo las fiebres reumáticas de una vecina
o quizá la decisión de un joven, de contraer matrimonio, nada era noticia. Todo
era igual. Parecía que el tiempo se había detenido… Pero la escena cambió
cuando tres adolescentes asesinaron a la superiora de Instituto de Monjas,
sor María Laura Mainetti –de 61 años—a
pedradas y heridas con armas corto punzantes “para salir del aburrimiento”. Los hechos ocurrieron el sábado 1 de
julio del año 2000.
Mucho cuidado, porque sin
proponérselo, usted puede terminar
inmerso en el satanismo y las drogas
a través de la música...
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Lo que comenzó como un
misterio porque se desconocía a las autoridades, tardó veinte días en salir a
la luz con la captura de las chicas—en apariencia normales--, de clase media
alta y buenas estudiantes en un Instituto de Hotelería.
Las investigaciones demostraron
que incursionaron, primero en el rock pesado y de allí en el satanismo, hasta
el punto de elogiar a Charles Manson, autor del crimen de la actriz Sharon Tate
y otras personas que le acompañaban, en un sonado caso que involucró adoración
al mundo de las tinieblas.
Nadie las tomaba en serio,
sobre todo porque parecían muy rebeldes, alto típico de su edad, en criterio de
sus vecinos.
Tras diez horas de
interrogatorios, una de las tres autoras del crimen, no resistió más y confesó.
"Queríamos matar a un sacerdote o a
alguien de la Iglesia", dijo. Explicó: "Elegimos al arcipreste de Chiavenna, pero el párroco es robusto y podía
reaccionar, así que decidimos matar a sor María Laura",
Las tres se comunicaban continuamente por medio de sus respectivos celulares. Mediante una llamada telefónica en un servicio de cabinas, contactaron a la religiosa y le pidieron entrevistarse con ella, argumentando que una de ellas necesitaba que la aconsejaran. La monja creyó y salió del Instituto a las 10:30 pm. Las jóvenes la llevaron en un auto hasta un lugar distante, en donde procedieron a quitarle la vida de manera violenta. La dejaron irreconocible.
Las tres se comunicaban continuamente por medio de sus respectivos celulares. Mediante una llamada telefónica en un servicio de cabinas, contactaron a la religiosa y le pidieron entrevistarse con ella, argumentando que una de ellas necesitaba que la aconsejaran. La monja creyó y salió del Instituto a las 10:30 pm. Las jóvenes la llevaron en un auto hasta un lugar distante, en donde procedieron a quitarle la vida de manera violenta. La dejaron irreconocible.
Las investigaciones
posteriores revelaron que las jovencitas eran asiduas oyentes de rock pesado,
la mayoría de los temas con mensajes subliminales que exaltaban la violencia y
el asesinato… “No podemos descartar que
los mensajes subliminales hayan obrado en ellas”, dijo uno de los
facultativos encargado de dictaminar el estado mental de las tres chicas.
La galería
de “famosos” satanistas en la música
Cuando aludimos a la
utilización de mensajes subliminales en la música, es necesario remitirnos a
cantautores de renombrada fama—aun cuando muchos de ellos muertos--, como Elvis
Presley, Jerry Lee Lewis, los Beatles, entre otros.
A
finales de la década de los sesenta,
los Rolling Stones popularizaron álbumes como Their Satanic Majestic Request
('Al servicio de sus satánicas majestades') y su clásico Sympathy for the devil ('Simpatía por el diablo'). Lo propio
hicieron. Los Beatles –reconocidos y confesos seguidores de doctrinas
orientales—con The White Album
con mensajes ocultos en los temas Revolution
1 y Revolution 9. Su fama llevó a que John Lennon anunciaba que
serían más populares que Jesucristo. Como se recordará, su líder, John Lennon
fue asesinado en 1980.
Igual suerte han corrido
otros cantautores a quienes la enorme popularidad los atropelló de la noche a
la mañana—hay quienes afirman que producto de pactos satánicos dados los
mensajes que luego difundieron en sus canciones—y que murieron en extrañas
circunstancias. Para poner algunos ejemplos, permítanme mencionar a John Bonham (Led Zeppelín); Brian
Jones (Rolling Stones); Bon Scott (AC-DC); Randy Rhoads
(Ozzy Osbourne) o el propio Jimi Hendrix.
Uno de los principales
impulsores de la música satánica, llegó a asegurar: "La música crea estados de ánimo porque la música es en sí algo
espiritual. Se puede hipnotizar a las personas por medio de la música y cuando
alcanza el punto más débil de resistencia se le puede predicar directamente en
el subconsciente todo lo que se le quiere decir". (Jimmy Hendrix, Life Magazine, Edición del 3 de octubre de 1969,
pp. 74).
Ahora, en el listado de
abiertos adoradores de Satanás, se menciona a los precursores del heavy metal, Black Sabbath, cuyo cantante, Ozzy Osbourne, pasaría a ser en los años ochenta el principal
enemigo de muchas organizaciones cristianas norteamericanas tras grabar
canciones como Mr. Crowley. Este
tema lo dedicó al mago
«negro» Aleister Crowley que, a
principios del siglo, había fundado su propia religión luego de pertenecer a
diversas sociedades secretas. Hay quienes asegura que se reunía con otros
practicantes del ocultismo en la abadía italiana de Cefalu, donde practicaban
ritos satánicos, en los que se mezclaba el sexo, la sangre y la violencia.
La canción de la que se
afirma contiene el mayor número de mensajes satánicos ocultos, fue popularizada
por otro grupo inglés de los años setenta, Led Zeppelín. Su gran éxito fue Stairway to Heaven ('Escalera
al cielo') que se unió a la fama Jimmy Page—su guitarrista estrella--, de ser
asiduo practicante de la tabla ouija.
Otros exponentes del heavy metal acusados de ser ministros
de satanás, son los australianos del grupo AC-DC. En el punto más alto de su
popularidad difundieron el tema –mundialmente famoso-- Highway to Hell
('Autopista al Infierno') y otros igualmente populares como Hell aint a bad
place to be ('El infierno no es un mal sitio para vivir') o Sin City
('Ciudad del pecado'). En algunos de los conciertos, su guitarrista, Angus Young,
disfrazado con rabo y cuernos, en homenaje a Satanás.
En Inglaterra tomó fuerza
así mismo la agrupación Iron Maiden que lanzó el álbum The
Number of the Beast (666, el numero asignado al Diablo). La letra citaba textos de la famosa Biblia Satánica. La
portada del disco, mostraba al líder del grupo, Eddie dirigiendo como un
titiritero, a los hombres en forma de marionetas.
En el listado y no menos
famosos, figura el Venom, precursores del estilo black
metal. Algunas de sus composiciones conocidas son: In league with Satan
('Aliados de Satán'), Welcome to hell ('Bienvenido al infierno') y Black
metal ('Metal negro').
La galería de artistas que
sirvieron y sirven a Satanás a través de la música, podría tornarse ilimitada
porque aún hoy, siguen emergiendo cantautores con temas musicales que mezclan
mensajes directos e indirectos que ensalzan el mundo de las tinieblas.
¿En qué consiste la ténica subliminal de la música?
Como lo indica la
palabra subliminal (Etimología latina de subliminal: sub-bajo,
limen-umbral (límite), es decir, debajo del umbral) se trata de un mensaje
destinado a llegar al oyente justo por debajo del umbral de la conciencia. Se
trata de un que escapa al oído, a los ojos, a los sentidos externos y penetra
en el subconsciente profundo del oyente, el cual está completamente sin defensa
contra esta forma de agresión.
Al recibir este mensaje
o estímulo exterior, nuestro cerebro lo analiza, a través de la inteligencia,
juzgando sobre su contenido. Si éste es aceptado, lo envía voluntariamente al
subconsciente, que, a la manera de las computadoras, lo decodifica y archiva en
su memoria y procede a utilizarlo más adelante para modificar la conducta del
receptor según ese concepto aceptado voluntariamente.
El mensajes subliminal,
en cambio, ataca sutil pero eficazmente al receptor, pues esquiva las barreras
de la selección inteligente y consciente además sin advertir esta violación.
Estos mensajes insertos
en la música, no hacen otra cosa que promocionar la adoración al mundo de las
tinieblas, la práctica del sexo promiscuo, el uso de las drogas, la violencia,
el odio y emociones destructivas en el ser humano.
No es un tema nuevo
En el año 1894, el médico
W.R. Dunham publicó su trabajo sobre la comunicación subliminal titulado "The Science of Vital Force" (La
Ciencia de la Fuerza Vital) demostrando la existencia de dicha comunicación
subliminal
En un teatro de New Jersey (USA), en los años 50
aproximadamente, se realizó un experimento con mensajes subliminales. Consistió
en insertar mensajes subliminales en la película "Picnic". Cada 24-30
fotogramas aparecían las palabras "Tome
Coca-Cola" y "Coma pop-corn"
sobre el rostro de la actriz Kim Novak. Como consecuencia se incrementaron las
ventas en un 18% y las de pop-corn en un 58% respectivamente.
Un estudio realizado por el investigador, Jacob Aranza
sobre el Backward Masking, pone de
manifiesto la relación que existe entre
la música, el mensaje subliminal y el culto satánico (Backward Masking
Unmasked Hunting - don House, Louisiana, 1983). Menciona entre otros
estudios, las conclusiones de reconocidos neurólogos y psiquiatras que se han
abocado a este problema, especialmente
William Yarroll, Roy S, Silverman, Lou Ryder y Hall Becker.
Los especialistas coinciden en asegurar que la sugestión
y la estimulación subliminal pasa por el sistema reticulado activador
ascendente para alcanzar las dos esferas, izquierda y derecha del cerebro
humano, generando reacciones.
Satanás y su propósito original: Destruir
Cuando fue creado por
Dios, Satanás no era malo; por el contrario, dicen las Escrituras: “Perfecto eras en todos tus caminos desde el día en que
fuiste creado hasta que se halló en ti maldad” (Ezequiel 28:15).
El problema tuvo lugar cuando el mal tomó forma en este ser angelical. Satanás
pensó en su corazón: “Subiré al
cielo. En lo alto, junto a las estrellas de Dios, levantaré mi trono y en el
monte del testimonio me sentaré, en los extremos del norte; sobre las alturas
de las nubes subiré y seré semejante al Altísimo. Mas tú derribado eres hasta
el seol, a lo profundo de la fosa” (Isaías 14:12-15).
Escribiendo bajo
inspiración, el autor explica que: “Se enalteció tu
corazón a causa de tu hermosura, corrompiste tu sabiduría a causa de tu esplendor;
yo te arrojaré por tierra, y delante de los reyes te pondré por
espectáculo”(Ezequiel 28:17).
Ahora, qué relación
tienen Satanás y la música. Es necesario que volvamos a las Escrituras. El
profeta describe la posición relevante de Lucifer entre las huestes musicales
del cielo: "...los primores de tus
tamboriles y flautas estaban preparados para ti desde antes del día de tu
creación". (Ezequiel 28:13)
Cuando se rebeló contra Dios y fue arrojado a la tierra, este genio
musical utilizó las composiciones para propósitos contrarios a su origen:
exaltar al Señor. Es así como leemos que los descendientes de Caín fueron quienes
inventaron tanto los instrumentos musicales como los de guerra (Cf. Génesis
4:21, 22).
Un ejemplo claro lo
encontramos en el rey de Babilonia, Nabucodonosor, quien utilizó instrumentos
musicales de varias clases para inducir a la adoración de la imagen que había
erigido (Cf. Daniel 3:5-7).
¿Qué de malo tiene el baile?
¿Y qué decir de los
bailes? A los cristianos comprometidos se nos acusa de ser adversos a los
bailes por mero fanatismo; sin embargo, la música unida al contoneo o roce de
los cuerpos, exacerba los deseos del hombre. Un ejemplo lo encontramos en el
gobernante Herodes quien sucumbió ante la música y danzas seductoras de Salomé;
luego, procedió --sin utilizar su razonamiento--a ordenar la muerte de Juan el
Bautista (Mateo 14:6-10).
La Biblia es clara al
anunciar que la música inspirada por
Satanás, será destruida al final de todo sistema creado cuando la ciudad de
Babilonia—máximo exponente del ocultismo, las religions orientales y las
enseñanzas de error-- sea derrumbada a tierra. El sonido de su música no
volverá a ser escuchado jamás (Cf. Apocalipsis 18:22).
El problema entonces no
estriba en la música, que fue concebida para exaltar a nuestro amado Padre
celestial, e incluso, puede tener efectos terapéuticos (Cf. 1 Samuel 16:23; 2
Reyes 3:11, 15, 16; 1 Crónicas 25:1; Salmos 126:1, 2), sino en los mensajes
directos e indirectos a través de la música, constituyen una de las estrategias
de nuestro adversario espiritual para destruir al género humano (Cf. Juan 10:10
a, 1 Pedro 5:8)
Mantenernos alerta
Escribiendo a los creyentes
de Éfeso, cuna del ocultismo en Asia, el apóstol Pablo fue enfático en
advertirles: “Ni deis lugar al diablo” (Efesios 4:27).
Esta instrucción sigue
vigente en nuestro tiempo y aplica a la música, programas de televisión e
incluso, juegos que gustan a nuestros hijos. Como padres tenemos la enorme
responsabilidad de velar por la información de la que se alimentan nuestros
chicos y chicas. Recuerde que si Satanás domina la mente, tendrá gobierno del
cuerpo.
Si encontramos que están
inmersos en algún tipo de hábito, que puede ser la música de rock pesado en
cualquiera de sus diferentes manifestaciones, es importante que oremos y a la
par, busquemos un diálogo franco con ellos para orientarlos. No podemos eludir
esa tarea que nos asiste como sus progenitores.
Recuerde que si no tomamos
nota del peligro que encierran la música, los videojuegos, la Internet y los
programas de televisión—entre otros--, quienes pueden llevar la peor parte
pueden ser nuestros hijos.
Con ayuda de Dios podemos
tomar control de la situación. Él es quien nos da la guía para hacerlo.
Permítale que ocupe el primer lugar en su hogar, y las cosas cambiarán.
A propósito, ¿ya recibió a
Jesucristo como Señor y Salvador? No deje pasar la oportunidad. Hágalo ahora
mismo. Ábrale las puertas de su corazón a Cristo. Su vida, su familia y todo
alrededor, experimentarán cambio. Ese proceso de crecimiento se tornará
evidente en las áreas espiritual y personal. ¡Decídase ahora mismo por
Jesucristo!
Si tiene alguna
inquietud, no dude en escribirme a pastorfernandoalexis@gmail.com
o llamarnos al (0057)317-4913705.
©
Fernando Alexis Jiménez
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