Prevenga la drogadicción en sus
hijos
Fernando Alexis Jiménez
L
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a desesperación se
traslucía en las palabras de Rebeca cuando le contó a su hermana, a través del
teléfono, sobre la adicción que descubrió en Javier, su hijo mayor. El sábado,
hacia la madrugada. Y fue por casualidad. Estaba alarmada de que, hasta esa
hora, tuviera encendido el televisor. Toco despacio pero, al no recibir
respuesta, decidió entrar. El muchacho había perdido el conocimiento.
Si educamos nuestros hijos
bajo sólidos principios
y valores, evitaremos
que caigan en las drogas...
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En el hospital dijeron
que fue el producto de una sobredosis. Lograron salvarlo. “Un milagro”, aseguró el médico de la sala de urgencias.
No fue sino hasta
transcurridos dos meses, que decidieron internarlo en una clínica. Del centro
especializado se escapó tres veces, la última de ellas, para refugiarse en una
casa desvencijada, en un barrio de mala muerte, para consumir marihuana y
cocaína.
Javier logró salir de la
espiral sin fondo de la drogadicción el día que rindió su vida a Jesucristo.
Estaba desesperado. Compartía el dolor de sus padres al verlo así. Y se rindió
ante el Señor. “Sólo tu puedes ayudarme
de este pozo sin fondo”, le dijo, preso de la angustia.
Dialogué con él un
domingo, al terminar una conferencia en la iglesia. Me compartió que dar pasos
hacia la libertad, fue el producto de renunciar a sus esfuerzos personales, y
desarrollar no solo confianza sino dependencia de Dios. “Cada vez que me veía tentado de ir a consumir drogas, oraba. Le pedía
fortaleza al Señor. Y Él me ayudó a superar el problema”, me dijo.
Preparar emocionalmente
a nuestros hijos
Varios expertos
coinciden en señalar que para prevenir en nuestros hijos el infierno de las
drogas, es necesario prepararlos emocionalmente desde la más tierna infancia.
Uno de los pasos esencial es enseñarles a manejar sentimientos encontrados y
que llegan a ser negativos, como las frustraciones, la carencia de amor, la
desesperanza y la soledad.
¿La razón? Los
adolescentes y jóvenes que no están preparados para hacer frente exitosamente a
las adversidades de la vida, son más vulnerables y a la vez proclives a caer en
las drogas o el alcohol.
El sicólogo Miguel
Bertín, director de la Fundación Pida ayuda, con sede en Colombia, explica que
para escapar de la realidad, los chicos y jóvenes buscan en las sustancias
psicoactivas que se resuelvan sus carencias “…
y lo logran por un momento; sin embargo, cada vez necesitan una dosis mayor
para conseguir el mismo efecto. Nos preocupamos porque nuestros hijos lleguen a
ser buenos profesionales, pero no ponemos igual cuidado para instruirles sobre
cómo resolver las ecuaciones, no matemáticas, sino emocionales que revisten
tanta importancia” (Diario El País. 19/02/2012)
La especialista María
Lucía García, de México, sugiere afianzar a nuestros hijos para que aprendan a
identificar sus propias emociones; permitirles que exterioricen sus estados
emocionales, enseñándoles a que manejen el autocontrol; explicarles que
expresar nuestras emociones se debe hacer en el momento oportuno y de la manera
adecuada, y por último, sugerirles cómo decir las cosas.
Las
drogas, una vía de escape
Un abogado, por muchos
años reconocido en el ámbito jurídico de la ciudad, terminó en las calles,
consumiendo alucinógenos y pidiendo dinero para comer. Un día casi lo matan
tras robarse el protector de un auto. “Soy
un hombre bueno, y no puedo escapar de esta situación”, repetía cuando las
autoridades vinieron en su rescate; corría peligro de morir linchado.
Las drogas constituyen
para infinidad de personas, una puerta de escape. Es la vía que encuentran más
rápida. “Acudía a drogarme cuando tenía conflictos con mi padre, y ahora no la
puedo dejar; me tiene atrapado”, me dijo un joven universitario con quien hablé
del problema.
¿Hay salida? Sin duda
que sí. Está en Jesucristo. Es el único que rompe las cadenas, cualesquiera que
sean: emocionales o espirituales, y nos trae libertad. Una forma eficaz es
llevar a Él el estado de ansiedad y pesadas cargas que arrastramos, como lo
enseñó nuestro amado Salvador: “En aquel
tiempo, hablando Jesús, dijo: Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra,
porque ocultaste estas cosas a sabios e inteligentes, y las revelaste a los
niños. Sí, Padre, porque así fue de tu
agrado. Todas las cosas me han sido
entregadas por mi Padre; y nadie conoce al Hijo, sino el Padre, ni nadie conoce
al Padre, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.
Venid a mí, todos los que estáis cansados y cargados, y yo os haré
descansar. Tomad mi yugo sobre vosotros
y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y HALLAREIS DESCANSO PARA
VUESTRAS ALMAS. Porque mi yugo es fácil
y mi carga ligera.”(Mateo 11:35-30. La Biblia de Las Américas)
Descansar en Dios y
presentarle no solo nuestros problemas, sino los estados de ansiedad. La vía
que nos trae descanso y equilibrio
personal y espiritual. Es el paso apropiado y sobre el cual debemos instruir a
nuestros hijos. Ellos deben encontrar en Jesucristo la salida a sus crisis, la
alternativa para resolver sus conflictos y la respuesta a sus interrogantes.
A propósito, ¿Ya recibió
a Jesucristo como Señor y Salvador? No podría instruir a sus hijos en
principios y valores cristianos que les libren de los peligros de las drogas y
el alcoholismo, si usted mismo no conoce a ese Cristo de poder. Basta que le
abramos las puertas de nuestro corazón y todo nuestro entorno cambiará. ¡Hoy es
el día para tomar esa decisión!
Si tiene alguna
inquietud, no dude en escribirnos a pastorfernandoalexis@hotmail.com
o llamarnos al (0057)317-4913705
©
Fernando Alexis Jiménez
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