Cinco principios para obtener la
victoria
Fernando
Alexis Jiménez
A
|
lgo que marcó la vida de
Laura, fue la convicción que había nacido para el fracaso. “Todo cuanto emprendo, sale mal. Ya no quiero
intentarlo más”. Su baja auto estima la estaba llevando a la derrota y en
más de una ocasión se preguntó, ¿para qué su fe cristiana?¿De qué podría serle
útil en aquellos episodios dolorosos de su existencia?
Jamás olvide ue Dios nos creó para ser victoriosos siempre y en todo cuanto hagamos... |
Sólo cuando
reconoció que al igual que a usted y a mí, Dios la había creado con todas las
potencialidades para ser ganadora, descubrió que un panorama diferente se abría
frente a ella. ¡Sí, podía lograr grandes propósitos! No en sus fuerzas sino en
el poder de Dios. Él jamás nos ha pedido que lo hagamos solos. Él desea
ayudarnos en todo el proceso de alcanzar el éxito.
Si hacemos
las cosas a nuestra manera, pronto nos rendiremos y creeremos que jamás
lograremos nada. Sin embargo, cuando el Señor ocupa el centro de nuestra
existencia, todo saldrá bien. Es una ley espiritual y a la vez universal que
opera aun cuando usted no está plenamente consciente de ella. Se encuentra
ampliamente registrada y documentada en la Biblia.
Le invito a
considerar cinco principios para obtener la victoria, a partir de la vida de un
alto ejecutivo, un gobernante exitoso, que descubrió de qué manera el
involucrar al Creador en todo cuanto él hacía, podría asegurarle el éxito:
1. Marcar la diferencia
Los hombres y mujeres
que profesamos fe en Jesucristo, que reconocemos que hay un Dios de poder
obrando en nuestro y que tenemos conciencia que Él nos concibió para ser
triunfadores, estamos llamados a marcar la diferencia donde quiera que nos
desenvolvamos.
En la
historia de Judá e Israel alguien marcó su historia: el rey Ezequías. Fue un
gobernante que entró en la Galería de los “grandes” porque parque la diferencia
en todo cuanto pensaba y hacía. Su nombre significaba “Dios ha fortalecido”. Su reino fue próspero en tanto estuvo en el
trono, entre entre 729 a. C. y
686 a. C.
¿Cómo ejercicio
influencia en generaciones enteras? La Biblia misma lo relata: “Ezequías, hijo de Acaz, comenzó a gobernar Judá
durante el tercer año del reinado de Oseas en Israel. Tenía veinticinco años
cuando subió al trono y reinó en Jerusalén veintinueve años. Su madre se
llamaba Abías, hija de Zacarías. Ezequías hizo lo que era agradable a
los ojos de Dios, igual que su antepasado David. ”(2 Reyes 18:1-3. Nueva
Traducción Viviente)
Andar
conforme a la voluntad de Dios, prendidos de Su mano poderosa, nos ayuda a
experimentar cambios maravillosos en nuestra forma de pensar y de actuar. Son
cambios que trascienden, que saltan a la vista y que, por tanto, ejercen
poderosa influencia en otras personas. No es otra cosa que contribuir
decididamente a la transformación del entorno donde nos movemos.
Es tiempo de
preguntarnos, ¿estamos marcando la diferencia en el hogar, el trabajo y la sociedad
en general? O por el contrario nuestro testimonio de vida es tan débil que
pasamos desapercibidos…
2. Quitar lo que no conviene
Cuando nos decidimos a
imprimir una transformación total en nuestra existencia y sobre la vida de
aquellas personas con las que interactuamos diariamente, es necesario aplicar
algunos cambios. Muchos parecerán imperceptibles y otros, unos verdaderos
gigantes porque son hábitos que quizá están arraigados en nosotros; sin
embargo, y como lo hizo el rey Ezequías, es necesario renunciar a lo que nos
perjudica y también a los demás.
Le invito a
considerar ese momento trascendental, que llegó a constituir un distintivo en
la vida de este hombre al servicio de un pueblo—en su calidad de alto ejecutivo
y gobernante ocupado--, pero a la vez, un entrega a Dios:
“Él
quitó los santuarios paganos, destrozó las columnas sagradas y derribó los
postes dedicados a la diosa Asera. Hizo pedazos la serpiente de bronce que
Moisés había hecho, porque la gente de Israel seguía ofreciéndole sacrificios.
La serpiente de bronce se llamaba Nehustán.”(2 Reyes 18:4. Nueva Traducción
Viviente)
Si desea
marcar la diferencia y, de paso, ejercer una poderosa influencia entre quienes
le rodean, haga un listado de aquellas cosas que hoy son habituales en su forma
de pensar y de actuar y—con ayuda de Dios—deséchelas. Se constituyen en
potenciales impedimentos para su crecimiento personal y espiritual. Ese “arrojar
lo que no sirve” afectará positivamente su testimonio cristiano.
Deposite hoy mismo su confianza en Dios para que vea poderosos resultados... |
3. Depositar nuestra confianza en Dios
Los hombres y mujeres
que alcanzan el éxito en todo cuanto hacen, se caracterizan por un denominador
común: su confianza en Dios. Claro, tienen como todo ser humano, capacidades
excepcionales, pero saben que la única forma de llegar a la cumbre, es
depositar su fe y descansar en el Señor, como lo hizo este gobernante: “Ezequías confiaba en el Señor,
Dios de Israel. No hubo nadie como él entre todos los reyes de Judá, ni antes
ni después de él. ”(2 Reyes 18:5. Nueva Traducción Viviente)
Si Dios es
nuestra fortaleza, cuando vengan situaciones difíciles, podremos salir airosos.
Él será quien nos fortaleza y nos conceda la victoria en todos los caminos.
4. Perseverancia, permanencia y fidelidad
Hay tres principios que
fundamentan la victoria en todo cuanto hacemos: Son la la perseverancia, la permanencia
y la fidelidad al Señor.
Le invito a
considerar estos cimientos de victoria en la vida del rey Ezequías: “Permaneció fiel al Señor en todo y
obedeció cuidadosamente todos los mandatos que el Señor
le había dado a Moisés. ”(2 Reyes 18:6. Nueva Traducción Viviente)
La vida
cristiana no es fácil, pero el hecho de que a nuestro paso debamos enfrentar
obstáculos, no significa que debemos renunciar. Es allí donde toma fuerza la perseverancia.
Avanzar por encima de los tropiezos, la oposición, las burlas y las críticas.
¿Y cómo
logramos perseverar? Cuando en nuestra vida hay permanencia en Dios.
Seguir a su lado aun cuando todo no parezca ir bien, y por último, algo que
está íntimamente ligado a los dos principios anteriores: fidelidad al Señor. A sus
principios. Terminarán transformando nuestra forma de pensar y actuar. No lo
olvide, estos son tres cimientos para la victoria.
5. Bendiciones de Dios
Cuando caminamos de la
mano de Dios, como lo hizo el rey Ezequías, inevitablemente estamos llamados a vencer,
pero algo más: a recibir bendiciones de Dios.
El texto
señala que: “Por eso el Señor
estaba con él, y Ezequías tuvo éxito en todo lo que hizo. Se rebeló contra el
rey de Asiria y se negó a pagarle tributo. También conquistó a los filisteos hasta
la lejana región de Gaza y su territorio, desde el puesto de avanzada más
pequeño hasta la ciudad amurallada más grande.”(2 Reyes 18:7, 8. Nueva
Traducción Viviente)
Dios bendice
a sus hijos. No se queda con nada. Es inevitable que derramen prosperidad
espiritual y física sobre nuestra existencia.
Si duda
alguna, nuestro amoroso Padre celestial desea prosperarlo en todo y que, su
trasegar por esta tierra, marque la diferencia, trazando un sendero que otros
puedan seguir. Es posible cuando nos decidimos por Él y caminamos conforme a
sus preceptos y mandamientos. ¡Tenemos asegurada la victoria!
Y hablando de
caminar con Dios. ¿Ya recibió a Jesucristo en su corazón como su único y
suficiente Salvador? Hoy es el día oportuno para que lo haga. Ábrale las
puertas de su corazón. Él transformará todo su ser. Es una decisión de la que
jamás se arrepentirá. Reciba a Jesús como Señor y Salvador hoy, ahora mismo.
Si tiene
alguna inquietud, le invito para que nos escriba a webestudiosbiblicos@gmail.com
o llamándonos al (0057) 317-4913705.
©
Fernando Alexis Jiménez
Síganos en www.estudiosbiblicos.jimdo.com
y www.guerraespiritual.org
Escúchenos en www.triunfandostereo.org
0 comentarios:
Publicar un comentario
SU OPINIÓN ES VALIOSA PARA NOSOTROS