¿Conoce
realmente usted a Dios?
Fernando Alexis Jiménez
P
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Quien busca a Dios de corázón,
sin duda lo encuentra...
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No
fue asunto de un día, sino de varios meses que se convirtieron en años. Hasta
el día que, en oración, se lo dijo al Señor. Sin rodeos, como le salió del
corazón. Fue el comienzo de un despertar espiritual en su vida. Momentos
indescriptibles. Dejó de lado tanto formalismo y a la vez, tanto formulismo que
no es otra cosa que repetir palabras muchas veces sin sentido, creyendo que es
la forma apropiada de orar.
Su
vida espiritual fue transformada. Fue entonces, muchos años después de haber
recibido a Cristo en su corazón, que realmente pudo conocerle… Descubrirle tal
como era: el Dios de poder. Y ya no quiso más que vivirlo en todo cuanto pensaba
y hacía. Estar en Su Presencia…
La transformación comienza con la
Presencia
Todas las personas que han experimentado un encuentro personal con el Señor Jesucristo anhelan llegar a nuevos niveles. La mayoría desea algo más. Es la consecuencia apenas natural de descubrir que podemos volar siempre más alto. No conformarnos, buscar algo más. ¿Es usted este tipo de personas? Felicitaciones, sin duda logrará más de lo que hasta ahora (Cf. Mateo 7:8)
Si
marcha en esa dirección, si es su más caro deseo, permítame compartir siete
principios que le resultarán útiles:
1. Tiempo de búsqueda y preparación
Uno
de los hombres que marcó la historia de la humanidad, Moisés, comprendió este
sencillo pero impactante principio. Lo encontramos ilustrado en el libro del Éxodo
capítulo 34, cuando Dios lo llamó de nuevo al Monte Sinaí, el lugar de
encuentro con Su presencia:
“El Señor le dijo a Moisés: «Labra dos tablas de piedra semejantes a las
primeras que rompiste. Voy a escribir en ellas lo mismo que estaba escrito en
las primeras. 2 Prepárate para subir mañana a
la cumbre del monte Sinaí, y presentarte allí ante mí.”(Éxodo
34:1, 2. Nueva Versión Internacional)
¿Recuerda?
Cuando Moisés descendía—en aquella primera ocasión de estar junto a Dios--,
quebró las tablas de la Ley al comprobar que el pueblo israelita había dejado
al Señor y caído en el desenfreno (Cf. Éxodo 32). Ahora de nuevo debía cumplir
esa misión.
Búsqueda y preparación, dos términos que deben acompañar nuestra vida si
anhelamos ascender en el conocimiento y vivencia del Señor. Búsqueda porque es
el deseo de algo más, y preparación que está ligada a la disposición de nuestro
corazón para llegar a esos nuevos peldaños camino a la cumbre, al encuentro con
nuestro Supremo Hacedor.
2. Intimidad con Dios
Los
mejores tiempos en la presencia de Dios se producen cuando estamos a solas con
Él. Intimidad. Relación personal, sin nadie más, esperando que el tiempo se
detenga para gozarnos ante Su trono.
“Nadie
debe acompañarte, ni debe verse a nadie en ninguna parte del monte. Ni siquiera
las ovejas y las vacas deben pastar frente al monte.»(Éxodo
34:3. Nueva Traducción Viviente)
Las personas hoy día
andan buscando algo más, encontrarle sentido a su existencia. Esa afanosa
carrera sólo encuentra su meta final cuando descubrimos que sólo en el Señor
hallamos paz y armonía en nuestro mundo interior, que a su vez se refleja en
una buena relación con quienes nos rodean.
Nuestro Señor Jesucristo
desea encontrarse
por nosotros...
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El teólogo alemán, Alsem
Grün, asegura que “El mundo empresarial
se está dando cuenta que no basta con ganar dinero sino que los valores también
son importantes. La otra razón es que los gerentes y los ejecutivos en general
encuentran en la espiritualidad un modo de no agotarse ni de “quemarse” en el
desempeño de sus funciones. Muchos han descubierto que la meditación es un
medio para llegar a la fuente
fundamental de la que emana toda inspiración”(Entrevista: “Espiritualidad
y sabiduría cristiana en tiempos de búsqueda de sentido”. Revista Vida Nueva. Colombia.
Edición 52. Junio 2012. Pg. 41)
Hoy cuando infinidad de
personas no encuentran sentido a su existencia, el único camino es Dios. Y las
respuestas a los interrogantes vienen cuando pasamos tiempo en intimidad con
Él, en ese punto de encuentro que es la soledad de nuestro cuarto o el lugar
donde nos encontremos. Intimidad.
3. Obediencia a Dios
¿A quién le gusta
sujetarse a un nivel jerárquico superior? Permítame decirle que quizá a pocas
personas. La naturaleza humana nos inclina a hacer las cosas como creemos que
deben hacerse.
Recuerdo el caso de un
joven emprendedor que no duraba más de tres meses en ninguna empresa.
Argumentaba que pocos comprendían sus ideas innovadoras. Analizando su caso con
detenimiento, concluimos con él que su problema era la falta de sujeción a sus jefes. Quizá no sea nuestro caso, pero con
frecuencia rechazamos la idea de tener una autoridad sobre nosotros.
Para Moisés sujetarse no
fue fácil al comienzo, sin duda, pero cuando fue tratado por Dios, aprendió el
valor de la obediencia:
“Moisés labró dos tablas de piedra semejantes a las
primeras, y muy de mañana subió con ellas al monte Sinaí, como se lo había
ordenado el Señor.”(Éxodo
34:4. Nueva Traducción Viviente)
Moisés pudo razonar con
Dios sobre otro método para proclamar la Ley al pueblo de Israel o quizá,
argumentar que eran un pueblo rebelde. Sin embargo perseveró, lo volvió a
intentar, obedeció al Señor.
Es maravilloso que
subraye las promesas en la Biblia, pero más importante aún que aprenda y
asimile en su cotidianidad, los principios de vida que Él nos traza. No deben
ser Palabra muerta, sino realidad en todo lo que pensamos y hacemos.
4. Encuentro con Dios
Hace pocos días en un
ayuno para pastores, obreros y líderes de la Iglesia Alianza Cristiana y
Misionera en la que ministro como pastor oficial, el Señor me permitió llevar
la reflexión. Y referí algo que comparto con usted: Por muchos años prediqué
sobre un Dios al que no conocía.
Es cierto, había tenido vislumbres
de su Presencia, pero no lo conocía. Y les expliqué de qué manera el ministerio
y los mensajes son más impactantes desde que dispuse mi corazón para conocer a
ese Dios de poder del que predico y escribo.
Fue algo glorioso. Dios
quebrantó muchos corazones, y en llanto, muchos reconocieron la necesidad de
descubrir, de conocer, de encontrarnos con el Dios del que predicamos… Sin
duda, ellos también deseaban conocer ese Dios de poder del que predicamos en
los púlpitos.
Cuando Moisés buscó a
Dios en el Monte Sinaí, Dios se reveló a él, vino a su encuentro: “El Señor descendió en la nube
y se puso junto a Moisés.”(Éxodo 34:5. Nueva Traducción
Viviente)
Si
se decide a buscar de todo corazón al Señor, sin duda tendrá un encuentro con
Su Presencia. Es cierto –como decía Andrés, un venerable y consagrado anciano
de la iglesia—que no podemos tocarlo
pero sí podemos sentirlo… Allí, muy
cerca nuestro…
5. Tiempo de adoración
Cuando
volvemos nuestra mirada al Señor y nos disponemos a encontrarlo, somos
transformados y ahí sí, en ese momento, podemos ser más eficaces en el proceso
de influir positivamente en la vida de otros mediante el Evangelio. Somos transformados para transformar.
Tiempo
de búsqueda, tiempo de intimidad, tiempo
de adoración. Una secuencia. Una ruta. Una meta. Y en esa dirección avanzó
Moisés:
“…Luego
le dio a conocer su nombre:
pasando delante de él, proclamó: —El Señor,
el Señor, Dios clemente y
compasivo, lento para la ira y grande en amor y fidelidad, que mantiene su amor hasta mil generaciones
después, y que perdona la iniquidad, la rebelión y el pecado; pero que no deja
sin castigo al culpable, sino que castiga la maldad de los padres en los hijos
y en los nietos, hasta la tercera y la cuarta generación.”(Éxodo 34: 5b-7. Nueva Traducción Viviente)
Dios
se reveló plenamente a la vida de este humilde hombre del desierto. Le mostró
quién era en realidad: un Dios clemente, compasivo, misericordioso, justo y
poderoso.
Si
no ha tenido la oportunidad de relacionarse con el Señor, en intimidad, y no le
conoce a plenitud, hoy es el día para que dé el primer paso…
6. Comisionados para nuevas tareas
Conocer
a Dios, estar en Su presencia, es el paso fundamental para que Dios nos utilice
poderosamente como instrumentos útiles para la extensión de Su Reino. Dios no
utiliza a nadie que no le busca, obedece y desarrolla intimidad con Dios.
Moisés
comprendió, en la práctica, la eficacia de este principio porque cuando el
Señor se reveló tal como era, el corazón del profeta fue transformado y estaba listo para llegar a un nuevo nivel en su
ministerio:
“En seguida Moisés se inclinó hasta el suelo, y oró al Señor de la
siguiente manera: —Señor, si realmente cuento con tu favor, ven y quédate entre nosotros.
Reconozco que éste es un pueblo terco, pero perdona nuestra iniquidad y nuestro
pecado, y adóptanos como tu herencia.
—Mira el pacto que hago contigo —respondió el Señor—. A la vista de todo tu pueblo haré maravillas que
ante ninguna nación del mundo han sido realizadas. El pueblo en medio del cual
vives verá las imponentes obras que yo, el Señor,
haré por ti. Por lo que a ti
toca, cumple con lo que hoy te mando…”(Éxodo 34:8-11. Nueva Traducción
Viviente)
Si
Dios había utilizado a Moisés de una manera especial, ahora entraba en una
nueva dimensión: la dimensión de conoce al Dios de poder, de gloria, Aquél que
obra milagros y prodigios. ¿Eso es lo que usted anhela de todo corazón? Hoy es
el día para dar un nuevo paso hacia el conocimiento y la revelación plena del
Padre celestial en su vida…
7. Mantenernos en Su presencia
No
basta con la experiencia de haber estado ayer en la Presencia del Señor. ¡Hoy
también la necesitamos…! Y mañana… Siempre. Si queremos eficacia ministerial y
una vida plena, es necesario que lo busquemos siempre… Estar en Su Presencia
cuanto más podamos, tal como lo apreciamos en ese encuentro maravilloso que
tuvo Moisés con el Padre:
“El
Señor le dijo a Moisés: —Pon estas palabras por escrito, pues en ellas se
basa el pacto que ahora hago contigo y con Israel. Y Moisés se quedó en el monte, con el Señor, cuarenta días y cuarenta noches,
sin comer ni beber nada. Allí, en las tablas, escribió los términos del pacto,
es decir, los diez mandamientos.”(Éxodo 34:27, 28. Nueva Traducción Viviente)
Cuando
avanzamos hacia el nivel de permanencia en la Presencia de Dios, descubrimos
que orar no es un castigo ni una disciplina aburridora. Es algo maravilloso. Es
hablar con Él, y tener la certeza de que nos oye, nos responde y nos ayuda a
seguir avanzando en victoria.
Una decisión importante
¿Ya
recibió a Jesucristo como su único y suficiente Salvador en el corazón? Es la
mejor y más grande decisión que toda persona debe tomar en su vida. Es el
comienzo de una existencia renovada, de crecimiento personal y espiritual. Si
no lo ha hecho, le invito para que le abra las puertas de su corazón. Puedo
asegurarle que no se arrepentirá.
Si
tiene alguna inquietud, por favor no dude en escribirme a pastorfernandoalexis@gmail.com
o llamarnos al (0057)317-4913705
© Fernando Alexis Jiménez – Síganos en www.guerraespiritual.org
Twitter @oraciondepoder
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