Libres del mundo de las tinieblas
Fernando Alexis Jiménez
U
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no de los encuentros
cara a cara con las fuerzas del mal, la tuve en una vigilia de jóvenes
realizada en una iglesia presbiteriana, al norte de Buenaventura. Ocurrió sobre
las cuatro de la madrugada. Una joven que había hecho pacto con el diablo, hizo
evidente la presencia satánica en su vida, cuando comenzamos a orar.
Como padres y madres de familia
libramos batallas permanentes
contra el mundo de las tinieblas...
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Dos pastores
más, y yo, nos dispusimos a invocar a Jesucristo sobre su vida. La liberación
de los demonios tardó tiempo. Aunque no pasaba de los dieciséis años, tenía una
fuerza descomunal bajo la posesión demoníaca. Difícilmente podíamos contenerla.
Ese día mi
mente racional, que no concebía esos asuntos de liberaciones o posesiones
satánicas porque no lo habíamos tocado en profundidad cuando cursé la teología
en el Seminario Bíblico, se abrió para reconocer que sí hay influencia de
fuerzas ocultas en aquellos que han tenido contactos con Satanás o las
diferentes manifestaciones de filosofías extrañas como en Ying Yang, el I
Ching, el Feng Shui y toda suerte de enseñanzas de la Nueva Era.
El mundo oculto es real
El evangelio
de Lucas relata la liberación de un joven endemoniado: “Y aconteció que al día siguiente, cuando bajaron del
monte, una gran multitud le salió al encuentro. Y he aquí, un hombre de la
multitud gritó, diciendo: Maestro, te suplico que veas a mi hijo, pues es el
único que tengo, y sucede que un espíritu se apodera de él, y de repente da
gritos, y el espíritu le hace caer con convulsiones, echando espumarajos; y
magullándole, a duras penas se aparta de él. Entonces rogué a tus discípulos
que lo echaran fuera, y no pudieron.” (Lucas 9:37-40. La Biblia de Las
Américas).
Si leemos
detenidamente el texto, encontraremos que el muchacho, dominado por la
influencia demoníaca, manifestaba: primero, gritos; segundo, convulsiones;
tercero, reacciones como náuseas y otras evidencias en su cuerpo; cuarto,
heridas.
Pero algo
más, el padre relata angustiosamente que: “...sucede que un espíritu se apodera
de él”. Luego no era permanente. Era frecuente, pero no a
toda hora.
Hay quienes
interpretan este cuadro como epilepsia. Respeto su criterio. Podría ser
probable si se tiene en cuenta que carecían de explicación para muchas
enfermedades y las asociaban con demonios. Pero en este caso, es apenas comprobable
que la fuerza del mal tomaba al chico y le desencadenaba esos cambios.
Las Escrituras nos enseñan
que debemos enfrentar el mundo
de las tinieblas...
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¿Cuándo y por qué se produce una posesión demoníaca?
La posesión
demoníaca se produce cuando una persona abre puertas a las fuerzas ocultas. Hay
muchas maneras. Una de ellas cuando se consultan brujos, hechiceros, se hacen
conjuros, se participa en sesiones de espiritismo o quizá, se permiten riegos y
amuletos sobre el cuerpo.
Lamentablemente
dentro del pueblo cristiano hay quienes se niegan ante la realidad del mundo
oculto. Como si se tratara de avestruces que esconden su cabeza en la arena, se
sumergen en sus propias doctrinas y corrientes de enseñanza y desestiman
aspectos relacionados con la lucha espiritual.
¿Qué dice la
Palabra? Que el propio Señor Jesús enfrentó a Satanás. Y tuvo que salir de
aquél chico.
¿Por qué no pudieron liberarlo los discípulos?
El versículo
41 del texto que estudiamos, dice que informado sobre la situación y la
imposibilidad de los discípulos, de liberar al jovencito “Respondiendo Jesús, dijo: ¡Oh generación incrédula y
perversa! ¿Hasta cuándo he de estar con vosotros y os he de soportar? Trae acá
a tu hijo.”
Algo que
cuestionó fue justamente la incredulidad de ellos. Cuando no creemos, perdemos
autoridad sobre el mundo de maldad. Es en fe, fruto de la fe y por fe es que
ese poder glorioso de Dios se mueve en nosotros.
Ahora, hay
otro hecho de significación que nos demuestra que sí se trataba del demonio y
no de una epilepsia. Lo encontramos en el versículo 42: “Cuando éste se acercaba, el demonio lo derribó y lo hizo
caer con convulsiones. Pero Jesús reprendió al espíritu inmundo, y sanó al
muchacho y se lo devolvió a su padre.”
Satanás y sus
huestes no pueden resistir ni la presencia de Dios ni de ninguno de sus
siervos. El obrar del Señor Jesús trajo libertad al muchacho. “Y todos estaban admirados de la grandeza de Dios.”(Versículo
43).
Usted puede ser libre
Quizá en el
pasado tuvo contactos con el ocultismo. Inclusive, pudo tener amuletos o de
alguna manera hizo pacto con las fuerzas del mal. ¿Es posible ser libre? Por
supuesto.
En
Jesucristo. ¿De qué manera? Primero, reconociendo que en la Cruz el Señor Jesús
murió por nuestros pecados, para hacernos libres. Segundo, aceptándolo como
único y Suficiente Salvador, a quien le pertenecemos –no por obligación sino
por acción voluntaria--. Tercero, renunciando en el nombre glorioso de
Jesucristo a todo pacto o contacto que se haya hecho con el mal. Declarando que
En Jesús se es libre.
No dudo que
se romperán las cadenas. Usted nació para vivir en libertad, no bajo la
opresión satánica.
Si tiene
alguna inquietud, no dude en escribirnos a pastorfernandoalexis@gmail.com
o llamarnos al (0057)317-4913705
©
Fernando Alexis Jiménez – www.guerraespiritual.org
Twitter @oraciondepoder
y http://facebook.com/fernandoalexis.jimenez
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