¿Es usted de aquellos que
renuncian fácilmente a sus sueños?
Fernando
Alexis Jiménez
U
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na niña de catorce años se
convirtió en la primera adolescente en llegar a la cumbre más alta de América:
el Aconcagua, en Chile. Megan Simmons, acompañada de su padre, Randy, de
cincuenta años, apreció desde lo alto la inmensidad de la cadena de montañas y
nevados que se abrían frente a sus ojos y materializó su más caro anhelo, desde
cuando en los primeros años de estudio apreció la fotografía de la imponente
cima.
No hay sueño, por grande que sea, que no podamos alcanzar con ayuda de Dios |
Concluyeron
así días y noches anhelando el amanecer en que emprendieran la marcha, por el
empinado monte, en uno de los lugares más hermosos del sur del continente. La
ocasión llegó. Y aunque el ascenso fue duro y el frío caló sus huesos, hasta el
punto de llevarles a concebir renunciar a su propósito, lo lograron.
Esfuerzo,
dedicación y una meta fija. Tres elementos esenciales... Hoy ondea allí la
bandera que dejó una chica que soñó y encontró la respuesta a sus sueños...
Con ayuda del Señor Jesucristo fuimos concebidos para alcanzar grandes metas... |
¿Por qué renunciamos a nuestros sueños?
Lo más sorprendente es
que infinidad de personas en todo el mundo renuncian a sus sueños fácilmente.
Es cierto, conciben grandes iniciativas pero esas grandes iniciativas terminan arrumbadas
en el baúl de los recuerdos y se van llenando de polvo con el paso del tiempo.
“Jamás pude lograr nada en esta vida”, se
lamentaba uno de los congregantes en nuestra iglesia. “¿Lucho por sus sueños?”, le pregunté. Su respuesta fue enfática: “Realmente no, porque siempre que emprendía
algo, surgían obstáculos”.
Ningún
proyecto germina, madura y rinde frutos sin regarlo. Es necesario soñar pero
también, perseverar. La falta de perseverancia es la que nos
asegura el fracaso.
Hacia la cima de nuestros sueños...
Hay quienes nunca sueñan.
Por esa razón jamás llegan a ninguna parte. Temen no lograrlo. Seguramente no
alcanzarán nada. Sin embargo hay quienes sueñan y vuelcan sus esfuerzos hacia
ese propósito. Marcan la diferencia. Logran lo que se proponen.
La Palabra de
Dios promete que si confiamos en El, ascenderemos a nuevas alturas y veremos
colmados nuestros sueños: “Deléitate
asimismo en Jehová, y él te concederá las peticiones de tu corazón” (Salmos
37:4).
¿Qué hacer
entonces? Fijarnos una meta en la vida; trabajar hacia ese objetivo; no
desanimarnos cuando llegan las dificultades; revisar en dónde se produjeron las
fallas y confiar en Dios. ¡Seguramente su vida será diferente...!
A propósito
de una vida diferente: ¿Ya recibió a Jesucristo en su corazón como su único y suficiente
Salvador?
Puedo
asegurarle que no se arrepentirá. Es el mejor paso que podemos dar, y emprender
el maravilloso proceso de sanidad interior y de crecimiento personal y
espiritual. Con ayuda de Dios podrá lograrlo.
Si tiene
alguna inquietud, por favor, no dude en escribirnos a pastorfernandoalexis@gmail.com
o llámenos al (0057) 317-4913705
©
Fernando Alexis Jiménez
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