2. Versículo para memorizar:
“Pero Pedro y los apóstoles
respondieron:—Nosotros tenemos que obedecer a Dios antes que a cualquier
autoridad humana.” (Hechos 5:29. Nueva Traducción Viviente)
3. Reflexión en la Palabra de Dios:
Por Charles Stanley con aportes de Fernando Alexis
Jiménez
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que le gustaba dejar de mentir, no era asunto fácil. Y Raúl lo aceptaba. Mentía
por todo, de tal manera que al decir: “Estoy
despierto”, se pellizcaba por si quizá fuera mentira.
Por eso resulta comprensible que, cuando comenzó a ir
a la Iglesia, descubrió en la Biblia que no debía mentir. No estaba obligado
con un revólver en la espalda, lo debía hacer por obediencia. Y esa palabra sí
que le costó trabajo. Estaba acoastumbrado a hacer las cosas a su manera, y
obedecer, le pareció complicado al principio, sobre todo, por que o decía la
Palabra de Dios.
Porbablemente
usted ha vivido esa situación. Todos la hemos vivido. Obedecer nos cuesta
trabajo.
Le invito para que consideremos, al respecto, las
palabras del reverendo Chares Stanley: “Obediencia
se define como subordinación al plan; conformidad con la norma;
cumplimiento de las reglas; y sumisión a la voluntad de otro. La obediencia es
lo primordial en la vida cristiana. Por ello, antes de tomar cualquier
decisión, debemos saber lo que dice la Biblia en cuanto al asunto, qué acción
quiere Dios que tomemos, qué actitud nuestra le agrada, y qué pasos hay que
dar.
Obedecer significa hacer lo que Dios dice, en el
tiempo y de la manera que dice que lo hagamos.
Una buena ilustración la
encontramos en Hechos 5:29-32 cuando los discípulos son impedidos para predicar
la Palabra de Dios. Su respuesta fue contundente: “Pero
Pedro y los apóstoles respondieron:—Nosotros tenemos que obedecer a Dios
antes que a cualquier autoridad humana.” (Hechos 5:29. Nueva Traducción
Viviente)
Tenemos, entonces, que conocer sus instrucciones,
porque no podemos cumplir con algo que no sabemos. El Espíritu Santo nos ayuda
a relacionar nuestra situación con las instrucciones divinas, y a decidir cuál
es la forma de proceder más prudente.
Sin embargo, una vez que decidimos obedecer y transitar
por ese camino, podemos esperar oposición del enemigo. Éste puede utilizar las
distracciones para desviar nuestra atención o tentarnos para debilitarnos poco
a poco por medio de pequeños pasos de desobediencia. Pero, aunque Satanás
quiere que desobedezcamos, podemos resistirlo renovando nuestra resolución de
obedecer al Padre, así como lo hacía Jesús.
Una obediencia como la de Cristo requiere el
conocimiento de la Palabra (Mt 4.1-10), una acción obediente, y la
determinación y la disposición de sufrir todas las consecuencias que se deriven
de nuestra sujeción.
Cada vez que usted es tentado a desobedecer al Señor,
su fidelidad y su lealtad a Cristo están en juego. Hágase estas
preguntas: ¿Está aumentando mi comprensión de la Biblia? ¿Qué tan decidido
estoy a obedecer al Señor?”
4. Preguntas para el
crecimiento personal y espiritual:
a. ¿Qué significa para usted
la obediencia?
b. ¿Se considera obediente a
la Palabra de Dios?
c. ¿Qué le impide ser
obediente al Señor?
d. ¿Cómo podría contribuir a
la obediencia a Dios?
e. Una meta: aplicar a nuestra
vida los principios y valores que enseña la Biblia
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