Dios es quien nos transforma con Su poder |
1. Base Escritural: Salmo 104:31; 19:1, 2
2. Versículo para
memorizar:
“¡Que la gloria del Señor continúe para siempre! ¡El Señor se deleita en todo lo que ha creado!”
(Salmo 104:31. NTV)
3. Reflexión en la
Palabra de Dios:
En el
mundo comercial se le conoce como la "Estrella
Rosa" y es el diamante destinado a ser la piedra más cara que jamás
haya salido a subasta. La casa Sotheby's anunció que la piedra preciosa de casi 60 quilates podría
superar el precio de US$60 millones. El subastador, David Bennett, dijo desde
Europa que la gema es uno de "los
más grandes tesoros naturales" del planeta. Es además, de las figuras
más raras que hayan existido en toda la historia.
Lo más sorprendente es que un
buen número de compradores han comenzado a enviar sus ofertas. En la
transformación del diamante un joyero trabajo alrededor de cuarenta horas. “Literalmente se trasnocharon dando forma a
la piedra preciosa”, dijo David Bennett.
La nota apareció en la versión
digital de la BBC y me hizo recordar un pasaje maravilloso que aparece en las
Escrituras y que tengo subrayado con color azul en mi vieja Biblia: “¡Que la gloria del Señor continúe para siempre! ¡El Señor se deleita en todo lo que ha creado!”
(Salmo 104:31. NTV)
Afuera de mi oficina queda la
emblemática Plazoleta de San Francisco, un lugar tradicional en Cali,
engalanado con una fuente de agua que en la tarde pareciera multicolor por los
rayos de sol que atraviesan las gotas y proyectos réplicas en miniatura de un
arco iris. Durante la jornada, llegan allí muchas personas a realizar
diligencias ante las oficinas del Gobierno, pero en la noche se convierte en
refugio de mendigos y hombres y mujeres atados a las drogas.
¿Le sorprende? Es lo mismo que
ocurre en todas las naciones, pero lo que quiero resaltar es que aún por esas
personas que margina la sociedad, Dios envió a su Hijo Jesús a morir en la
cruz. Nuestro amoroso Padre celestial también trabajó duro en cada uno de
ellos, como el artesano que le da forma al diamante hasta convertirlo en una
joya. Puede que hoy duerman bajo los puentes, sumidos en la mendicidad, pero
para nuestro Creador son muy valiosos.
Todo lo que Él ha hecho es perfecto y somos nosotros,
con nuestros errores que no queremos corregir, quienes destruimos la obra
preciosa de sus manos, a las que se refirió el rey David cuando escribió: “Los cielos proclaman la gloria de Dios y el firmamento
despliega la destreza de sus manos. Día tras día no cesan de hablar; noche tras
noche lo dan a conocer.”(Salmo 19:1, 2. NTV)
Insisto: Dios nos ve como personas muy valiosas,
como joyas. Somos nosotros quienes vemos a otros como menos o quizá, desechados
por la sociedad. El problema es que nos hemos acostumbrado tanto a ver las
maravillas de Dios—incluso en quienes nos rodean—que creemos, han perdido su encanto.
A éste aspecto se refiere el autor y conferencista internacional, John Piper,
cuando escribe: “Una de las tragedias de
crecer es que nos acostumbramos a las cosas. Eso tiene su lado bueno, por
supuesto, pues las situaciones que antes nos irritaban, pueden dejar de
irritarnos. Sin embargo hay una inmensa pérdida cuando nos acostumbramos a lo
hermoso, y deja de sorprendernos…” (John Piper. “Los deleites de Dios”. Libros
Acción. EEUU. 1999. Pg. 146)
Ahora, supongamos que usted es
una de esas personas en crisis. Sabe que está sumido en una situación difícil:
quizá problemas en el hogar, dificultades con otras personas en el trabajo,
hábitos destructivos como adicciones, temores, inseguridad… Tantas y tantas
barreras que nos impiden disfrutar de una vida plena. Surge el interrogante:
¿Es posible cambiar? Por supuesto que sí. Dios lo hace posible si le abrimos
las puertas de su corazón.
Dios se especializa en
transformar lo que quizá desecharon otros, en verdaderas joyas. Jorge es una
muestra. Antes se drogaba, golpeaba a su mujer y enviaba a los hijos a dormir a
la calle. Hoy es otra persona. Dios le permitió salir del pozo profundo de las
adicciones. Vive para Dios, y vive a plenitud. Otro caso específico es el de
Rosalba. Trabajó como empleada en un banco. No había recibido su salario
mensual y ya lo había gastado. Era adicta al juego de maquinitas. Llegaba a
casa sin un dólar. Sólo Cristo la hizo libre de esas pesadas cadenas.
Hoy es su día. Dios quiere
traerlo a la libertad. Basta que rinda su vida en manos del Señor Jesús. Puedo
asegurarle que romperá las ataduras y le llevará a experimentar días de gloria,
de victoria, disfrutando cada instante. Ábrale hoy las puertas de su corazón.
Le aseguro que no se arrepentirá.
Si tiene alguna inquietud, no dude
en escribirnos a webestudiosbiblicos@gmail.com
o llamarnos al (0057)317-4913705
© Fernando Alexis Jiménez
4. Preguntas para el crecimiento personal y espiritual:
a.
¿Dios está obrando en su vida hoy?
b.
¿Qué impide que Dios haga algo especial en su vida hoy?
c.
¿Hay barreras que usted levanta al obrar de Dios?
d.
¿Reconoce la necesidad de Dios en su vida?
e.
Entregamos nuestra vida y la de la familia en manos de Dios para que nos
transforme conforme a Su voluntad
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