Dios cuida de nosotros, como nosotros cuidamos de la familia |
1. Lectura Bíblica: Job 1:6-8
2. Versículo para memorizar:
“Entonces
el Señor preguntó a Satanás: — ¿Te has fijado en mi
siervo Job? Es el mejor hombre en toda la tierra; es un hombre intachable y de
absoluta integridad. Tiene temor de Dios y se mantiene apartado del mal.”(Job 1:8. Nueva Traducción
Viviente)
3. Reflexión en la Palabra de Dios:
Recuerdo la historia de
un granjero preocupado porque animales del campo atacaban sus cosechas. Llegó a
un momento tal de desesperación que no dormía. Estaba convencido que esos
animalejos procuraban su destrucción; todo siguió así hasta que decidió poner
guarda sobre los sembrados, al comprender que quienes atacaban los frutos, lo
hacían por instinto. Eran animales de campo y procuraban, según su naturaleza,
sobrevivir.
Y digo que vino a mi
memoria esa historia porque usted y yo enfrentamos a un enemigo que ataca
nuestra familia y propiedades. Es Satanás, el acusador. Él procura nuestra
destrucción (cf. 1 Pedro 5:8), de ahí que debemos siempre estar bajo la
cobertura del Señor, y lo hacemos en oración; dependiendo siempre de nuestro amado
Dios.
Permítame ilustrar lo
que digo con la siguiente historia que se atribuye a lo que ocurrió al
patriarca Job: “Un día los miembros de la corte
celestial* llegaron para presentarse delante del Señor,
y el Acusador, Satanás,* vino con ellos. El Señor
le preguntó a Satanás: —¿De dónde vienes? Satanás contestó al Señor:
—He estado recorriendo la tierra, observando todo lo que ocurre. Entonces el Señor preguntó a Satanás: —¿Te has fijado en mi siervo Job? Es
el mejor hombre en toda la tierra; es un hombre intachable y de absoluta
integridad. Tiene temor de Dios y se mantiene apartado del mal.”(Job 1:6-8:
Nueva Traducción Viviente)
Como somos conscientes
que el enemigo está a la puerta, al asecho, no podemos desprendernos ni por un
instante de la mano de Dios.
Es imperativo que
sometamos en Sus divinas manos nuestra vida, la de nuestra familia y todo
cuanto Él nos ha dado. Lo hacemos en oración, rindiéndole todo lo que somos y
deseamos llegar a ser. Y lo hacemos porque nos asiste la firme convicción de
que Él responde a nuestro clamor.
Es cierto que en
ocasiones estamos sumamente ocupados, con la agenda apretada, pero bajo ninguna
circunstancia debemos ni podemos desconocer a quién debe ocupar el centro de
cada jornada: nuestro amoroso Padre celestial. Hoy es el día para que
reordenemos nuestros principios de vida y le demos a Dios el lugar que le
corresponde en nuestro ser, nuestro hogar y todo lo que Él nos ha regalado para
disfrutarlo.
4. Preguntas para el crecimiento personal y espiritual:
a. ¿Es consciente de los ataques permanentes del
enemigo sobre su familia?
b. ¿Es consciente de los ataques permanentes del
enemigo sobre sus propiedades?
c. ¿Somete en manos de Dios su familia y
propiedades??
d. ¿Entrega en oración, al Señor, su familia y
propiedades procurando Su divina protección?
e. Desde hoy una de nuestras metas: Pedir a Dios en oración
la protección por nuestra familia y propiedades.
©
Fernando Alexis Jiménez
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