Dios nos concede sabiduría para disfrutar tiempo en familia |
1. Lectura Bíblica: Deuteronomio 6:6, 7;
Proverbios 17:6
2. Versículo para memorizar:
“Debes comprometerte con
todo tu ser a cumplir cada uno de estos mandatos que hoy te entrego. Repíteselos a tus hijos una y otra
vez. Habla de ellos en tus conversaciones cuando estés en tu casa y cuando
vayas por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes.”(Deuteronomio
6:6, 7. Nueva Traducción Viviente)
3. Reflexión en la Palabra de Dios:
La carta me llegó desde
Nicaragua. “El único día que pasé junto a
mi padre, fue el día de su muerte, y eso porque ya no podría encontrar pretexto
para irse”. Era un mensaje muy largo en el que Juan Roberto, un joven
universitario, volcó todo su dolor y amargura en un correo electrónico que me
hizo llegar y, al término del cual expresaba que no esperaba respuesta. Y al
igual que usted, sentí una profunda tristeza y, el incidente, me llevó a
reconsiderar el tiempo que pasamos con nuestros hijos.
Estamos edificando hijos
solitarios que se desenvuelven en una multitud de personas, cada una ocupada en
sus propios asuntos, que les deja de lado a ellos con sus problemas,
inquietudes, sueños y expectativas. Están literalmente solos aun cuando a su
alrededor haya muchas personas.
Desde la misma antigüedad, Dios
enseñó la importancia de transmitir a nuestros hijos principios y valores,
proceso que va de la mano con pasar tiempo a su lado. El texto instruye: “Debes comprometerte con
todo tu ser a cumplir cada uno de estos mandatos que hoy te entrego. Repíteselos a tus hijos una y otra
vez. Habla de ellos en tus conversaciones cuando estés en tu casa y cuando
vayas por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes.”(Deuteronomio
6:6, 7. Nueva Traducción Viviente)
Surgen, al leer este breve texto bíblico, dos
interrogantes: ¿Qué principios y valores estoy sembrando en mis hijos?¿Cuánto
tiempo paso con mis hijos para enseñarles?
Nuestros hijos reúnen varias características que quizá
conozca y vamos a recordar ahora: tienen una extraordinaria capacidad de
aprender, aprenden rápido, son fuertemente influenciados por sus padres, no nos
cuestionan como padres de ahí que a veces abusemos de ellos con mal trato,
imitan cuanto hacemos, perdonan con facilidad, y por último: creen sin
cuestionamientos, lo que les enseñamos. ¿Comprende la enorme responsabilidad
que nos asiste?
Le invito a considerar lo que enseña el rey Salomón,
uno de los hombres más sabios de la historia: “Los
nietos son la corona de gloria de los ancianos; los padres son el orgullo de
sus hijos.”(Proverbios 17:6. Nueva Traducción Viviente Cf. Hechos 5:20)
Si traemos hijos al
mundo, nuestra responsabilidad no puede circunscribirse a proveerles
cobijo, alimento, salud y educación. El compromiso va más allá y gira alrededor
del amor, la tolerancia, la comprensión y todo cuando podamos darles, porque lo
necesitan. Más que una decisión generosa,
es nuestra responsabilidad, por la
que deberemos responder ante Dios.
Lo primero que debes recordar es
que tus hijos son un reflejo nuestro y reproducen cuanto pensamos y hacemos. La
doctora Carol Kryder de JustAnswer,
reconocido espacio de información
para la familia, señala que "Los
niños necesitan pasar tiempo con sus padres porque éstos son sus modelos a
seguir, sus maestros y guías. Los padres transmiten su sistema de valores a sus
hijos cuando pasan tiempo de calidad con ellos".
Si dedicamos al menos una hora a
los hijos, encontraremos que mejora la relación, identificamos más fácilmente
sus problemas, nosotros mismos encontraremos paz, aprendemos de ellos, mejora
la relación de pareja y, en especial, estamos cumpliendo el llamado de Dios
para nuestra familia (Cf. Salmo 127:1-5)
4. Preguntas para el crecimiento personal y espiritual:
a. ¿Cuánto tiempo pasamos en
familia?
b.
¿Reconocemos que quizá hemos desperdiciado tiempo?
c.
¿Deseamos cambiar el esquema de ocuparnos cada quien en nuestros propios
asuntos?
d.
¿Dios ocupa el primer lugar en nuestra familia?
e. En
adelante una meta: dedicar tiempo a nuestra familia, el que más podamos.
3. Oración familiar:
“Amado
Padre celestial, te damos gracias porque, a través de las Escrituras, nos
muestras la enorme responsabilidad que tenemos con nuestros hijos, y también la
necesidad de pasar tiempo con ellos. Reconocemos que, hasta el momento, quizá
hemos sido negligentes y no les dedicamos el tiempo que se necesita. Permítenos
ser sabios para aprender principios y valores que podamos sembrar en nuestros
hijos. En tus manos quedamos este día. Amén”
© Fernando
Alexis Jiménez
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