No basta con anhelar predicar. Es necesario hacerlo... |
1. Lectura Bíblica: Hechos
5:14
2. Versículo para memorizar:
2. Versículo para memorizar:
‘‘Sin embargo, cada vez más
personas —multitudes de hombres y mujeres— creían y se acercaban al
Señor.’’(Hechos 5.14, Nueva Traducción Viviente)
3. Reflexión en la Palabra de Dios:
¿Alguna vez puso en práctica estrategias para el
crecimiento de su iglesia o quizá para la siembra de una nueva iglesia que
escuchó en una conferencia o leyó en el último libro cristiano que salió al
mercado?¿Qué ocurrió cuando las cosas no salieron como esperaba? Vamos más
allá: Quizá se atrevió a predicarle el Evangelio de Jesucristo a otras
personas?¿Le habló de Jesús a su cónyuge o a sus hijos?¿Siente que puede
predicar pero que se le dificulta vivir a Cristo?
Tal vez no pensó que una estrategia que rindió
frutos en determinada congregación, pueda que no funcione igual en su
congregación. Dios tiene un plan específico para cada uno de nosotros.
Si algo resultó eficaz en el primer siglo, de
manera que multitudes eran ganados para Cristo, obedeció fundamentalmente a que
procuraban—en todo momento—honrar y glorificar a Dios con lo que hacían.
Ellos cumplían su parte: Predicar las Buenas
Nuevas de Salvación, y el Padre celestial los respaldaba. Una ecuación bastante
sencilla, pero eficaz. Le invito para que consideremos lo que enseña el apóstol
Lucas: ‘‘Sin embargo, cada vez más personas
—multitudes de hombres y mujeres— creían y se acercaban al Señor.’’(Hechos
5.14, Nueva Traducción Viviente)
Nos
identificamos, predicar no es fácil, pero insisto: Hacemos nuestra parte y Dios
hace la suya. Y en el caso de nuestro hogar, comenzamos a predicar mediante los
hechos. Reafirmamos lo que decimos, con lo que hacemos.
Los
discípulos lo hicieron en el primer siglo, y su trabajo no fue en vano; por el
contrario, fue eficaz. Dios bendecía el trabajo que ellos realizaban. Es Él
quien produce el crecimiento, no las estrategias que aplicamos.
Las
estrategias son útiles por cuanto nos arrojan luces e incluso, ofrecen pautas
de trabajo; no obstante, quien nos asegura fruto abundante, que se refleja en
almas convertidas a Cristo, es Dios mismo. Él es quien nos asegura la victoria
cuando dependemos de Él.
Si
tiene alguna inquietud, por favor no dude en escribirnos a webestudiosbiblicos@gmail.com o
llámenos al (0057)317-4913705
©
Fernando Alexis Jiménez
4. Preguntas para el crecimiento personal y espiritual:
a. ¿Me sentí frustrado alguna vez al considerar
que mis esfuerzos para el Reino de Dios eran en vano?
b. ¿Llegué a pensar, en medio de la desesperación,
que el Señor me había dejado solo?
c. ¿Puedo recordar cuantas de las estrategias
utilizadas terminaron en fracaso?
d. Respecto de las estrategias de evangelización y
siembra de nuevas iglesias, ¿las considero una guía o la fórmula para adelantar
un buen trabajo?
e. ¿Hasta qué punto estoy dependiendo de Dios para
desarrollar mi trabajo ministerial?
©
Fernando Alexis Jiménez
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