La dinámica del Reino de Dios nos enseña que si pedimos, recibimos de Dios |
1. Lectura Bíblica: Lucas 11: 9, 10
2. Versículo
para memorizar:
“Así que les digo,
sigan pidiendo y recibirán lo que piden; sigan buscando y encontrarán; sigan
llamando, y la puerta se les abrirá. 10Pues
todo el que pide, recibe; todo el que busca, encuentra; y a todo el que llama,
se le abrirá la puerta.”(Lucas 11: 9, 10)
3. Reflexión en
la Palabra de Dios:
¿Por qué no recibimos milagros,
bendiciones, orientación y el enorme abanico de beneficios que nos corresponden
como hijos de Dios? La respuesta es sencilla: porque no oramos a Dios. No nos
acercamos a Él para pedirle, y quien no pide, no recibe tal como enseñó nuestro
amado Salvador Jesucristo: “Así
que les digo, sigan pidiendo y recibirán lo que piden; sigan buscando y
encontrarán; sigan llamando, y la puerta se les abrirá. 10Pues
todo el que pide, recibe; todo el que busca, encuentra; y a todo el que llama,
se le abrirá la puerta.”(Lucas 11: 9, 10)
Pedir y recibir, la ruta que debemos seguir para
movernos en la dimensión sobrenatural del Señor. Cuando tenemos claro este
aspecto, no podemos explicarnos porque tantas y tantas personas que podrían ver
resuelta su situación personal, espiritual y material, siguen sumidos en la
ruina y el fracaso cuando bastaría que volvieran su mirada al Señor y le
pidieran.
Imagine por un instante que usted se aloja en un
buen hotel. Pero al llegar a la ciudad, comprueba que sólo tiene el dinero
necesario para pagar el costo del alojamiento. ¡Algo ocurrió y está sin dinero!
Así es que –por los siguientes tres días—se dispone a aguantar hambre porque no
tiene más.
Al final de su estadía que ha resultado
desastrosa, el empleado del hotel le dice: “Extrañé
que no vino a tomar sus alimentos. Ni desayuno, ni almuerzo ni cena, ¿qué pasó?.”
Usted se le queda mirando y algo incrédulo le pregunta: “¿Acaso tenía derecho a todo eso?”. Y el hombre le responde: “Por supuesto, así lo dice el contrato. ¿No
lo leyó acaso?”.
Igual con la vida cristiana. Las Escrituras dicen
que si pedimos, recibimos. La decisión de seguir como hasta ahora es nada más
que nuestra, porque podríamos recibir las enormes bendiciones que el Señor nos
tiene reservadas. Basta que le pidamos.
Si hay algo maravilloso en nuestra vida de
cristianos, es saber que Dios responde a nuestras oraciones. Basta que echemos
una mirada a las Escrituras para comprobarlo. Simplemente, asumir esas
bendiciones que se derivan de pedir y recibir.
En un momento de crisis para
Israel, Dios utilizó al profeta Jeremías para transmitirles ese mensaje. Les
dijo: “Mientras Jeremías aún estaba detenido en el patio de la guardia,
el Señor le dio un segundo mensaje: «Esto dice el Señor, el Señor que hizo la tierra, que la formó y la
estableció, cuyo nombre es el Señor: pídeme y
te daré a conocer secretos sorprendentes que no conoces acerca de lo que está por
venir.”(Jeremías 33:3. NTV)
Por favor, lea el texto de nuevo. Dios promete que
si le pedimos, responderá e incluso va más allá: nos mostrará aquello que nos
resulta imposible de ver a primera vista.
Quizá su hogar está en crisis. Lo ha intentado
todo, pero nada resulta: ni la conciliación, ni el diálogo y menos, procurar
ignorar la situación. O quizá son sus hijos: tiene dificultades sin resolver
con ellos. Si se lo pide, Dios le mostrará lo que en verdad está ocurriendo y
cuál es el camino que debe seguir. Él es un Dios que nos ama y responde a
nuestras oraciones. Tenga presente que Él es un Dios de poder.
4. Preguntas
para el crecimiento personal y espiritual:
a. ¿Se ha preguntado por qué no recibe
bendiciones en su vida?
b. ¿Es
consciente que, quien pide en oración, recibe de parte de Dios?
c. ¿Es
consciente que es hijo de Dios?
d. ¿Busca
a Dios en oración
e.
Una meta: Afianzar mi vida de oración delante del Señor, aplicando
perseverancia
© Fernando Alexis Jiménez
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