A través de las palabras edificamos o destruimos a otras personas |
1. Lectura Bíblica: Proverbios 15:1; Colosenses 4.6; Filipenses
4:17
2. Versículo para memorizar:
“La respuesta apacible desvía el enojo, pero las palabras ásperas encienden los ánimos.”(Proverbios
15:1. NTV)
3. Reflexión en la Palabra de Dios:
Lo dijo sin pensarlo.
Rápido. Apenas despuntaba el día. Incluso reconoce que estaba recién levantado.
Desde el cuarto de baño, mientras se afeitaba, le dijo a su esposa: “Mira donde dejas tus cosas, y no embolates
las mías”. Se quejaba porque ella había colocado en otro sitio su crema de
rasurar. Y esas ocho palabras desencadenaron una tormenta. Pasados seis meses,
ella aún recordaba el incidente.
Cuando tenemos alguna diferencia con
nuestro cónyuge, lo primero que saltan son las palabras agresivas. Cargamos
nuestras expresiones de rabia, y cada frase termina siendo demoledora. El
problema es que—generalmente—hieren los sentimientos del otro. Somos reactivos y no medimos el alcance de
cuanto decimos.
El rey Salomón aconsejó que no nos
dejemos provocar, y sugiere que si nos ofenden, lo apropiado no es responder
con el mismo tono: “La
respuesta apacible desvía el enojo, pero
las palabras ásperas encienden los ánimos.”(Proverbios
15:1. NTV) Cuando usted responde apaciblemente, lo más probable es que su
cónyuge reconozca que está actuando de forma equivocada. Si no es así, igual,
siga guardando la compostura con ayuda de Dios.
El apóstol Pablo insiste que nuestra
forma de expresarnos debe ser mesurada siempre y bajo toda circunstancia: “Que sus conversaciones sean cordiales y agradables, a fin de que ustedes tengan la respuesta
adecuada para cada persona.”(Colosenses 4:6. NTV)
Ser cuidadosos al expresarnos y
responder a cuanto nos dicen, no solamente llevará a que mantengamos unas
buenas relaciones interpersonales, sino además, a evitar causarle dolor a
nuestra familia por hablar sin pensar.
Como padres
de familia, ejercemos una poderosa influencia en nuestros hijos. Ese es el
motivo por el cual debemos ser cuidadosos cuando hablamos. No podemos
desmedirnos al decir las cosas, causando daño con nuestras expresiones.
La importancia de brindar ejemplo la
brindó el propio apóstol Pablo cuando escribió: “Amados hermanos, tomen mi vida como modelo y aprendan
de los que siguen nuestro ejemplo.”(Filipenses 3:17. NTV)
¿Y cómo brindamos ejemplo? Cuando
somos muy cuidadosos al responder a una eventual provocación de nuestro
cónyuge. Recuerde que para reñir hacen falta dos personas, pero si usted elude
la confrontación, sin duda el altercado no irá más allá, como escribe el
proverbista: “Comenzar una pelea es como abrir las compuertas de una
represa, así que detente antes de que estalle la disputa.” (Proverbios 17:14. NTV)
No olvide jamás que por
grave que haya sido el incidente, usted y yo debemos respeto al cónyuge, tal
como enseñan las Escrituras: “De la misma
manera, el marido debe amar a su esposa como ama a su propio cuerpo. Pues un
hombre que ama a su esposa en realidad demuestra que se ama a sí mismo… Por eso
les repito: cada hombre debe amar a su esposa como se ama a sí mismo, y la
esposa debe respetar a su marido..”(Efesios 5:28, 33. NTV)
Si disponemos nuestro
corazón para ser transformados por el Señor, Él nos permitirá imprimir cambios
en nuestra forma de pensar y de actuar, y por supuesto, en la forma como nos
expresamos. Recuerde siempre—que no se le olvide jamás—que a través de las
palabras edificamos o destruimos.
Si
tiene alguna inquietud, escríbanos a webestudiosbiblicos@gmail.com o
llámenos al (0057)317-4913705
© Fernando Alexis Jiménez
4. Preguntas para la discusión en grupo:
a. ¿Medimos el alcance de nuestras palabras?
b.
¿Somos conscientes que nuestras palabras edifican o destruyen?
c.
¿Sabemos pedir perdón cuando ofendemos a alguien?
d.
¿Hemos identificado dónde se origina nuestra vulgaridad al hablar?
e.
¿Somos conscientes que palabras vulgares destruyen a los demás y no honran a
Dios?
f. En
adelante pediré a Dios la sabiduría necesaria para hablar con entendimiento,
con el fin de no herir a otras personas, incluyendo a nuestra familia.
¿Está dispuesto a
que su familia siga así, estancada, sin cambiar? http://altarfamiliar.wordpress.com/2013/08/13/piensa-su-familia-seguir-en-el-mismo-letargo-de-siempre/
¿Desea cambiar? Haga un alto en el camino y
examine su vida http://devocionalesdiarios.wordpress.com/2013/08/13/es-necesario-hacer-un-alto-en-el-camino/
¿En qué se parecen los valientes del rey
David y quienes sirven a Dios hoy? http://www.bosquejosparasermones.com/2013/02/los-valientes-de-david-y-quienes-sirven.html
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