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Olvidar el pasado y vivir el presente, paso al crecimiento

El perdón es esencial para dejar el pasado en el pasado


1. Lectura Bíblica: 2 Corintios 5:17Hechos 8:3; Hechos 9:1-3; Hechos 7:58; 8:1;

2. Versículo para memorizar:

"Por lo tanto, si alguno está en Cristo, es una nueva creación. ¡Lo viejo ha pasado, ha llegado ya lo nuevo!". (2 Corintios 5:17)

3. Reflexión en la Palabra de Dios:

Elizabeth George
Sigue adelante con fe. No siempre es fácil olvidar lo que queda atrás. Y observa esto: La palabra "olvidando" está en el tiempo presente (Cf. Filipenses 3:13, 14). Es que olvidar no es un acto que se hace de una vez y por todas. En lugar de eso, al igual que Pablo, debemos mantenernos olvidando estas cosas del pasado que nos estorban.

            Pablo no quería descansar en sus logros del pasado, tampoco debemos nosotros. Y él no quería que sus errores del pasado le impidieran seguir adelante, y tampoco debemos nosotros. Así que, una y otra vez, me he dicho a mí misma: "No, Elizabeth, eso es del pasado. Eso ya terminó. Eso ya no es real. ¡Así que no sigas pensando en eso! No permitas que eso te frene. Olvida cualquier cosa que te impida seguir adelante en fe y tu desarrollo espiritual".
            He aprendido a mirar al pasado (bueno, ¡la mayoría de las veces!) para recordar la obra de Dios en los problemas y dolores del ayer, para recordar su misericordiosa provisión, presencia, fidelidad y compasión.
            Recordar lecciones que Dios nos ha enseñado y olvidar aquellos elementos del pasado que obstaculizarían nuestro progreso pudiera parecer un equilibrio muy difícil de mantener. ¿Qué más nos enseña el apóstol acerca del "arte de olvidar" esos elementos del pasado que obstaculizarían nuestro crecimiento cristiano y nuestro progreso hacia la semejanza a Cristo?
            Una cosa que nos lleva a seguir adelante hacia el crecimiento espiritual saludable es recordar olvidar lo malo que hicimos antes de llegar a ser cristianos. Antes de venir a Jesucristo como Señor y Salvador, Pablo era Saulo, el perseguidor de los cristianos. Fue apodado por un erudito como "el espíritu guiador de la maldad". A Pablo se le describe como actuando con "crueldad brutal... [como] un animal salvaje atacando con fiereza a un cuerpo". La Biblia dice que él "causaba estragos en la iglesia: entrando de casa en casa, arrastraba a hombres y mujeres y los metía en la cárcel" (Hechos 8:3).
            También es muy posible que, en vez de ser un simple testigo del apedreamiento de Esteban, Pablo participara en la sentencia y diera su aprobación incondicional para el asesinato (Hechos 7:58; 8:1). Luego, gracias a Dios, yendo rumbo a Damasco, con cartas en su mano del sumo sacerdote que lo autorizaban a apresar y llevar a los cristianos a Jerusalén para que fueran juzgados (Hechos 9:1-3), ¡Pablo tuvo un encuentro con Jesucristo! Solo su encuentro con Cristo impidió que las manos de este hostigador siguieran manchándose de sangre.
            Tú y yo no hemos cometido asesinato, pero es probable que hiciéramos cosas antes de que conociéramos a Cristo que debemos olvidar si vamos a crecer como cristianas.
            ¿Qué podemos hacer tú y yo cuando recordamos esos pecados pasados? En primer lugar, recuerda, ¡prohibido pescar! Debemos recordar la verdad de 2 Corintios 5:17: "Por lo tanto, si alguno está en Cristo, es una nueva creación. ¡Lo viejo ha pasado, ha llegado ya lo nuevo!".      Si eres cristiano, tú —¡sí, tú!— eres una nueva criatura. Has sido creada por completo de nuevo. ¿Qué significa eso? Significa que las viejas cosas, incluso el pecado que cometiste antes de conocer a Jesucristo, ¡se han ido para siempre! Todo lo que eras y todo lo que hiciste cuando no eras cristiano se ha ido para siempre, ha sido quitado al igual que "lejos del oriente está el occidente" (Salmo 103:12).
            Como le gustaba decir a la escritora y evangelista Corrie ten Boom: "Cuando confesamos nuestros pecados, Dios los echa en lo más profundo del mar y desaparecen para siempre. Y aunque no puedo encontrar un pasaje bíblico para eso, creo que Dios entonces pone un cartel que dice: 'Prohibido pescar'".
            El amor de Dios por ti conquistó el perdón de tu pecado, tu purificación, tu nuevo nacimiento y tu nuevo comienzo. De seguro, las consecuencias de tus acciones pueden permanecer, ¡pero el pecado como tal es perdonado! Estás cubierta y limpia por la sangre preciosa de Cristo. Puedes, por lo tanto, continuar con tu vida sin vergüenza y sin ser refrenada. Y puedes mostrar tu amor a Dios al negarte a estar pensando en cosas de las cuales Él ya se ha ocupado y ha quitado. Cuando tu pecado pasado viene a tu mente —y lo hará—, ¡deja de pescar!
            Reconoce el perdón de Dios, dale muchas gracias a Él y sigue adelante. En segundo lugar, ¡recuerda proseguir! Además de dejar ir esos pecados cometidos antes de reconocer a Jesucristo como Señor y Salvador, tú y yo necesitamos dejar ir los pecados que hemos cometido y las malas cosas que nos han ocurrido desde que somos cristianas.
            El apóstol Pablo, por ejemplo, sufrió mucho por el nombre de Cristo (Hechos 9:16). Sufrió golpes, traiciones, hambre y sed por su fe en Jesucristo (2 Corintios 11:23-27). Dios también le permitió a Satanás que afligiera a Pablo con "un aguijón en la carne" (2 Corintios 12:7, RVR60). Estar pensando en estas cosas y preguntar por qué sucedieron habría obstaculizado el crecimiento espiritual de Pablo y su avance. Por lo tanto, él necesitaba olvidarlas y seguir adelante.
            Cualquiera que sea el sufrimiento que has experimentado (desde inexplicables pérdidas hasta un comentario irreflexivo) y sin importar cuándo haya ocurrido (sea hace veinte años o apenas dos minutos), el remedio de Dios es el mismo. No te estanques. No permitas que te obstaculice tu amor por el Señor. No, sigue el consejo del Señor por medio de Pablo: ¡prosigue! Olvida lo que queda atrás. Deja que quede detrás de ti. Déjalo en el pasado. 
            No permitas que el dolor o las preguntas te mantengan derribado. Haz que tu dolido corazón mire hacia arriba. Reconoce que los caminos de Dios no son tus caminos (Isaías 55:8), que los inocentes sufren cuando las personas pecan, que vivimos en un mundo caído. ¡Y luego prosigue! Continúa con tu vida. En otras palabras, ¡recuerda olvidar!

4. Preguntas para el crecimiento personal y espiritual:

a. ¿He nacido de nuevo en Cristo Jesús?
b. ¿Soy consciente de que, como cristiano, soy nueva criatura?
c. ¿Vivo conforme a la voluntad de Dios?
d. ¿Qué me impide vivir la fe de Cristo?
e. En oración someto mi vida al Señor y le pido que me ayude a crecer cada día, conforme a la voluntad de Dios
2. ¿Cómo avanzar en medio de la adversidad que sale al paso? http://altarfamiliar.wordpress.com/2013/07/18/como-avanzar-ante-la-adversidad/


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