Es importante que, con ayuda de Dios, honremos nuestra palabra |
1. Lectura Bíblica: Eclesiastés 7:1
2. Versículo para memorizar:
“Vale más la buena fama que el buen perfume” (Eclesiastés
7:1. Versión Popular.)
3. Reflexión en la Palabra de Dios:
Por
muchos años la cafetería ubicada sobre
un costado del único parque de Vijes, el pueblo donde transcurrió mi ya lejana
adolescencia, fue el sitio de obligada reunión de los personajes de mayor
reconocimiento. Mi bisabuelo Angelino Barco era uno de ellos. Bajo de estatura,
mirada afable, sonrisa comprensiva y camisas invariablemente blancas y
almidonadas, de manga larga, que le
hacían lucir como lo que fue hasta su muerte: el Notario Municipal.
Delante suyo se hacían todos los
negocios, muchos de ellos solamente de palabra. La honorabilidad en mi pueblo
era supremamente valiosa. Si alguien prometía algo, lo cumplía.
Un ejemplo lo ofrece alguien que le
prometió a su enamorada que, al salir al balcón, encontraría los vestigios de
la primavera, y para atender su anuncio regó pétalos de rosa por toda la calle –ancha
y sin pavimento—que conducía hasta su casa.
Otro más le prometió a su señora
madre que velaría por ella hasta la muerte, y aunque trataron de hacerle entrar
en razón, aún después de muerta iba todas las tardes al cementerio a cuidar que
no hubiese salido ni siquiera una brizna de mala hierba sobre su tumba.
Fue a Angelino Barco –mi bisabuelo--a
quien se le escuchó repetir mil veces: “Hay que honrar la palabra empeñada”.
Conforme nuestra sociedad evoluciona, se han deteriorado costumbres y
están siendo socavados los principios y valores.
La Biblia dice: “Vale más la buena fama que el buen perfume” (Eclesiastés
7:1. Versión Popular.
Refiere que reviste particular
importancia tener reconocimiento como alguien honorable, y tal honorabilidad
comienza con el cumplimiento de aquello que prometemos.
El mundialmente conocido
conferencista y autor, Billy Graham, enseña que: “…la pureza de la conducta va ligada a la veracidad. La Biblia enseña
que debemos ser personas veraces. ¡Con qué severidad cuestionó el Señor Jesús
la hipocresía de los escribas y fariseos! En el Sermón del monte cuestionó el
que se dieran ofrendas, se hiciera ayuno u oración con hipocresía. También
debemos ser veraces—hablar con la verdad—cuando de lo que—en nuestra
vocación--, hemos logrado en el pasado. Dios no nos pide que subestimemos los
hechos tratándolos con excesiva modestias. Eso podría llegar a ser hipocresía.
Pero tampoco quiere Dios que exageremos ni con el pensamiento ni con las
palabras al referirnos a nuestros dones o éxitos. Cualquier cosa contraria a la
verdad, es una mentira…” (Joan Winmill Browm. “Día a día con Billy Graham. Casa
Bautista de Publicaciones. 1986. EEUU. Reseña Marzo 2)
Hay quienes, por pequeñeces, echan por la borda lo bueno que hacen.
Pueden haber manifestado honorabilidad en cuanto piensan, hablan y hacen; sin
embargo no miden las consecuencias y, pequeños incidentes, roban su buena fama.
Recuerdo el incidente ocurrido con
un directivo empresarial. Un hombre que tuvo bajo su cuidado el manejo de millones
de pesos; sin embargo cuando la junta directiva decidió desvincularlo del
cargo, no dudó un instante en llevarse elementos de oficina en su portafolio.
¡Toda una carrera de honradez
empañada por sustraerse bolígrafos, lápices, ganchos y una calculadora!.
En Latinoamérica “buen nombre”
es sinónimo de fama de honradez, rectitud y transparencia. Quizá ha perdido ese
“buen nombre” por obrar sin pensar detenidamente lo que hacía. Una
mentira al descubierto, un robo así parezca insignificante, incumplir aquello
que prometió... Hay muchas maneras de faltar a la integridad...
Reconozca que el más perjudicado es
usted. Los demás no tienen credibilidad en sus acciones. Hoy es el día para
comenzar de nuevo. Es volver a andar por el sendero del bien que tal vez hayamos
descuidado. Es recobrar lo perdido.
El poder para cambiar, incluso en
aspectos en apariencia triviales, proviene de Dios. Al someternos a Él, opera
la transformación que tanto ha anhelado y que ha sido difícil de alcanzar en
nuestras fuerzas. ¡Hoy es el día para comenzar de nuevo!.
Es probable que en su camino hacia
el cambio haya encontrado tropiezos. Ocurre porque depende de sus fuerzas y de
las fuerzas que provienen de Aquél que todo lo puede. ¿Cómo lograrlo? Dando
pasos concretos. El primero y más importante es recibir al Señor Jesús como su
único y suficiente Salvador.
Si tiene alguna inquietud, por favor
no dude en escribirme a webestudiosbiblicos@gmail.com
o llamarnos al (0057)317-4913705
© Fernando Alexis Jiménez
4.
Preguntas para el crecimiento personal y espiritual:
a. ¿Valora usted el tener
un buen nombre en la sociedad?
b. ¿Reconoce que debemos
aplicar cambios en nuestra vida para recobrar la credibilidad?
c. ¿Goza usted de buen
nombre?
d. ¿Qué impide que los
demás crean plenamente en si palabra?
e. En adelante y con ayuda
de Dios procuraré actuar con seriedad con el fin de recobrar la credibilidad en
mi palabra
© Fernando Alexis Jiménez
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